A pandemia fue extremadamente perjudicial para varios aspectos esenciales para mantener la ciudadanía, por lo que sectores como la salud y el empleo se vieron afectados drásticamente. Sin embargo, otra área que se vio sumamente afectada fue la educación.
De hecho, estrechando aún más este escenario, un estudio mostró que 1 de cada 10 estudiantes que llevan algún tipo de las discapacidades no estaban contempladas con las clases en el formato EaD por la falta de recursos de accesibilidad para este público. Además, se estima que el 59% de este grupo no tuvo contacto con ningún cuidado especial especializado (AEE), un servicio de educación especial regulado por ley.
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Los datos presentados aquí están disponibles en buscar titulado “Desigualdades en el acceso a la educación durante la pandemia”, lanzado en junio por Plano CDE, Fundação Lemann, Itáu Social y Banco Interamericano de Desenvolvimento. Al parecer, además de la falta de accesibilidad, todavía hay tendencias que se configuran ampliamente entre los estudiantes que tienen discapacidad, ya que este grupo tiene la mayor tasa de deserción escuela.
En base a los datos proporcionados, se cree que las principales causas de esta ausentismo están vinculados a temas relacionados con la salud (64%) y la falta de profesionales de apoyo necesarios para atender esta audiencia, así como otros aspectos igualmente preocupantes, que pueden verse en pleno buscar.
Aún según el estudio, el 48% de los responsables de los estudiantes declararon experimentar grandes dificultades para mantener una rutina de estudio. Además, el 32% ve grandes dificultades para relacionarse con profesores y compañeros, y el 28% cree que existe la posibilidad de abandonar la escuela porque no pueden seguir las actividades o no se sienten bienvenidos.
Así, tal investigación intensifica la noción, ya conocida, sobre la necesidad de discutir el tema, así como, junto con la gobierno e instituciones responsables, pensar y ofrecer soluciones a los problemas y dificultades que enfrenta a diario este grupo.
Geógrafo y pseudoescritor (o no), tengo 23 años, soy de Rio Grande do Sul, amante del séptimo arte y todo lo que implica comunicación.