Algunas clases realmente se sienten como una pesadilla sin fin. La mente no funciona, se produce el sueño y el contenido se va por el desagüe junto con tu voluntad de estudiar. No hay escapatoria, todos en algún momento de la vida hemos pasado por estas situaciones no deseadas, más aún cuando el tema escapa por completo a su interés y el profesor simplemente no cambia la metodología de enseñanza que ya está obsoleta para años.
Puede parecer que no hay forma de evitarlo, que no hay posibilidad de que te sientas estimulado y aumentes tus ingresos, pero es hora de cambiar esa visión y revertir el juego. Mover las piezas del juego puede ser la solución a este problema, incluso si tú mismo te encargas de esta tarea.
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Piénsalo: todos saldremos ganando si los educadores adoptan nuevas actitudes, así que trata de detectarlas y difundirlas por todas partes por donde circulan tus profesores, sin moderación. Para ayudarte, aquí hay siete problemas comunes con las clases aburridas, seguidos de sus respectivas soluciones:
1 – Realizar lecturas constantes en el aula
Estudiar ya no es tarea fácil, pero escuchar al profesor con sus enormes lecturas puede empeorarlo todo. Eso sí, generará una enorme complacencia y somnolencia extrema por parte del alumno. Los dispositivos útiles, como el proyector de diapositivas o los textos impresos, solo tendrán efectos positivos si se usan con moderación. Cuando el docente centra su atención en lo escrito, es decir, se pasa toda la clase leyendo los contenidos, pierde dinamismo, la posibilidad de interacción y todavía abre brechas para preguntas como: “¿Realmente necesito un instructor que me enseñe esto? ¿No sería suficiente leer algunos libros en la comodidad de mi propia casa?” Observa el comportamiento de tus alumnos. La secuencia de bostezos que invaden la sala cuando se ven obligados a permanecer en modo de espera es inevitable, hasta que el profesor deja de leer las diapositivas o textos aparentemente poco interesantes.
Solución: ¿Vas a presentar diapositivas? Así que opta por citar temas sencillos con pocas palabras clave y trata de desarrollarlos oralmente. Si prefiere utilizar textos impresos, intente interrumpir de vez en cuando, preferiblemente cada dos párrafos. Durante los descansos, aproveche para hacer comentarios o contextualizar el tema tratado.
2 – Ignora el desorden
Cuando la habitación está totalmente desordenada, no tiene sentido disfrazar el problema y continuar entregando el contenido como de costumbre. Los alumnos notarán la falta de postura del profesor y, en consecuencia, menospreciarán su seriedad. Las conversaciones se multiplicarán y la concentración del grupo se irá al espacio.
Solución: Si algunos estudiantes no están interesados en colaborar con la clase, haga algunas interrupciones para llamar su atención. Recuerde que muchos otros pueden estar dispuestos a aprender pero no logran aumentar la productividad en clase.
3 – Envuelve al alumno
Es cierto que la interdisciplinariedad enriquece la clase, pero cuando se utiliza de forma incorrecta o incluso exagerada, puede generar un enorme desgaste por parte de los alumnos. Esto se debe a que, al abordar determinado tema, algunos docentes comienzan a viajar en los ejemplos y terminan perdiéndose en la explicación. Los estudiantes se sienten envueltos y se encuentran en medio de un ciclo de improvisación.
Solución: Para no perderte en medio de tanto contenido, haz algunos esquemas con anticipación para las clases, ya sea a través de escritura en papel, temas en diapositivas o incluso en registros mentales. Tener total claridad y seguridad sobre el tema a tratar, ya que esto aumentará la credibilidad y el interés del estudiante.
4 – Gastar ejercicios innecesarios
Si el objetivo es mantener ocupado al alumno, que sea con actividades que contribuyan a su formación. Es visible cuando el maestro inventa alguna actividad solo para pasar el tiempo o incluso para cumplir con otra obligación. Créeme: esto hace que la clase sea aburrida. Los estudiantes se impacientan y se sienten infantilizados ante la situación.
Solución: ¿Vas a mostrar una actividad? Asegúrese de su importancia para los estudiantes. Hágales entender por qué tiene que hacer eso, ya que esto los motivará a completarlos sin dudarlo.
5 – Presta atención solo a algunos alumnos
Puede parecer imposible prestar atención a tantos alumnos en un aula, pero es así. No es posible priorizar diálogos con solo algunos estudiantes o grupos específicos. Es probable que aquellos que quedan fuera de la conversación se sientan excluidos y desmotivados para asistir a clases. No los dejes con la función de espectadores.
Solución: Si algunos estudiantes hacen preguntas muy específicas que no son de interés para toda la clase, los maestros deben respóndelas brevemente o pídele al estudiante que las escriba y las consulte en otro momento, preferiblemente al final de la clase. Así, no perderá el foco en el contenido que se está aplicando.
6 – Obligar a todos los alumnos a hablar en un debate
Cuando un profesor quiere estimular a la clase en un debate, suele requerir la participación de todos los alumnos. Puede parecer inteligente, pero esta actitud típica de los bien intencionados puede generar una exageración de opiniones sin mucha trascendencia. Algunos estudiantes se sienten irritados con esta metodología obsoleta y pronto descartan la postura del profesor, ya que aquellos que son realmente interesados quieren debates más productivos y aquellos que no están muy dispuestos a contribuir al enfoque se sienten en una sal solo
Solución: ¿Vas a hacer un debate? Luego invite a todos los estudiantes a participar y aportar su opinión. No imponer el discurso como una obligación, ya que esto puede inhibirlos.
7 – Exagerar en el uso del lenguaje formal
El uso excesivo del lenguaje técnico, propio de los profesores de las áreas de Derecho o Ciencias Biológicas, puede resultar muy molesto cuando se aplica en el aula. Esto puede desalentar el aprendizaje de los estudiantes cuando no están adaptados para usarlos. Los contenidos simples pueden convertirse en meras aberraciones de la naturaleza, además de dar la impresión de que el profesor solo quiere presumir.
Solución: Trate de ser claro y objetivo al abordar cualquier tema. Cuando planifique lecciones, reserve un período para seleccionar palabras simples que sean fáciles de entender, incluso cuando explique realidades complejas. Esto no quiere decir que el docente deba abandonar el lenguaje técnico, adquirido con mucho estudio, pero, oralmente, es preferible comunicarse más puntualmente.