Saber administrar los ahorros personales es muy importante para vivir una vida más tranquila. La investigación revela que Brasil ocupa el décimo lugar en el ranking económico mundial. Sin embargo, la mayoría de los brasileños no saben cómo administrar sus finanzas. Incluso con un alto nivel de educación, la gente no sabe lo mejor practicas financieras.
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La investigación reveló que el Índice de Endeudamiento y Morosidad del Consumidor (Peic) batió un récord en 2022, alcanzando el 77,9%. Sí, ese número es muy alto considerando las condiciones familiares.
Después de divulgado este porcentaje, se concluyó que los brasileños, en su mayoría, no saben administrar sus gastos. Por lo tanto, se propuso que las escuelas fortalezcan esta cultura para los estudiantes y, por lo tanto, garanticen un futuro y una calidad de vida para todos.
¿Por qué las escuelas juegan un papel tan importante?
Primero, tenemos que entender que este problema es tanto de comportamiento como cultural. De esta manera, las escuelas, al brindar apoyo para la concientización y la planificación financiera, pueden romper este ciclo de deuda. Además, los jóvenes podrán aprender a manejar el dinero de forma más inteligente.
Pocas personas saben cómo calcular el interés.
Mucha gente termina comprando muchos productos sin prestar atención a la alta tasa de interés incrustado. De esta manera, los gastos familiares terminan aumentando y se ven comprometidos. El punto de partida es decidir el momento ideal para saber cómo utilizar el dinero de forma segura.
Y las personas estables, ¿cómo se comportan?
Para las personas financieramente estables, las posibilidades de obtener capital, estabilizar los gastos y aprovechar el crecimiento económico son mayores. Cuando ésta se ausenta, el país pasa a enfrentar problemas sociales y colectivos por el cierre de empresas, la despidos y facturas vencidas. La salud pública también se ve afectada por tener que acoger a personas con enfermedades físicas y psíquicas.
De manera macro, es claro que la falta de educación financiera de niños, jóvenes y adultos es una de las carencias estructurales que más consecuencias provoca en el corto y largo plazo.