Ubicada frente a la costa sureste de China, Taiwán o Formosa, es una pequeña isla en el Océano Pacífico. Es uno de los mayores centros económicos de Asia y uno de los líderes tecnológicos del mundo.
Desde 1949, Taiwán ha tenido un estatus político incierto. Todo comenzó con el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, que terminó generando una guerra civil en China continental. Por un lado estaba el Partido nacionalista, el Kuomintag, liderado por Chiang Kai-Shek, y por otro, el fiesta comunista, con Mao Tse Tung como líder.
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Los nacionalistas, que estaban en el poder en China desde 1927, terminaron siendo derrotados. Con Mao Zedong en el poder, Chiang Kai-Shek y unos 2 millones de chinos fueron a Taiwán en busca de refugio.
En ese momento, Taiwán había sido devuelto recientemente a China después de un período de dominación japonesa, que comenzó en 1895, con el final de la Primera Guerra Sino-Japonesa, y terminó en 1945, con el final de la Segunda Guerra Mundial Mundo.
En la isla, con el apoyo de Estados Unidos, Chiang Kai-Shek instaura un nuevo gobierno, autónomo del régimen comunista de China continental: el China nacionalista. La división refuerza el clima tenso de la geopolítica internacional del momento, marcado por la Guerra Fría y la oposición de Estados Unidos y su sistema capitalista con la Unión Soviética y el socialismo.
La hostilidad política es aún más evidente cuando el China Mao Zedong se unió a la URSS en 1950, relación que duró hasta 1960. En 1954, tras un bombardeo del Estrecho de Taiwán por parte de la República Popular China, Taiwán y Estados Unidos firman un acuerdo de defensa mutua.
Con el apoyo económico estadounidense, Taiwán tiene un crecimiento excepcional. Junto a Corea del Sur, Hong Kong y Singapur, la entonces China Nacionalista forma parte del primer grupo de Tigres Asiáticos. El desarrollo se refleja en la población, que tiene un nivel de vida similar al de países como Estados Unidos, Japón, entre otros.
A partir de 1970, el escenario cambia a Taiwán. En 1971, Taiwán es reemplazada por la República Popular China en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), reflejo de la apertura y mejora de las relaciones entre China continental y Occidente. En 1979, EE. UU. reanudó las relaciones diplomáticas con China y trasladó su embajada de Taipei, capital de Taiwán, a Beijing. Esto pone fin al tratado de defensa que tenían con la isla. Sin embargo, el apoyo económico y militar continúa.
A pesar de tener una mejor calidad de vida que China continental, Taiwán tampoco estaba bajo un gobierno democrático. Chiang Kai-Shek gobernó la isla bajo un régimen militar dictatorial que no terminaría ni siquiera con su muerte en 1975, ya que el Partido Nacionalista permanece en el poder.
En 1988, es elegido Lee Teng-Hui, el primer presidente nativo de Taiwán. Las elecciones libres y democráticas llegan en la década de 1990. Sin embargo, fue recién en 2000 que se eligió al primer líder no nacionalista del país: Chen Shui-Bian, del Partido Democrático Progresista (PDP).
La elección de Chen Shui-Bian ha comenzado a suscitar discusiones sobre el estatus de Taiwán, ya que el PDP tiene un posición favorable a la independencia de la isla, posición que incluso lo llevó a ser reelegido en 2004.
Actualmente, Taiwán tiene su propio gobierno, moneda nacional, fuerzas armadas e instituciones independientes. La isla logró mantener tal autonomía a través de la política “Un país, dos sistemas”, adoptada por el China en la década de 1980 y que también se adopta en Hong Kong y Macao, regiones administrativas especiales del país.
Hoy en día, Taiwán se llama a sí misma la República de China y es considerada por muchos como un estado soberano. También se le llama isla autónoma y territorio separatista.
Sin embargo, China y la mayor parte de la comunidad internacional no ven a la isla de esa manera. Para ellos, Taiwán es una provincia china, rebelde, ya que el movimiento independentista es muy fuerte en el territorio.
Debido a esto, Taiwán tiene dificultades para establecer relaciones diplomáticas con otros países. Una posición como esta corre el riesgo de tener una relación tensa con China, una de las mayores potencias económicas y piezas importantes de la geopolítica mundial, ya que el país afirma que una nación no puede tener relaciones con China y Taiwán, sino sólo Una de ellas.
Tras ser retirada de la ONU, Taiwán realizó sucesivos intentos de reincorporarse a la institución internacional, lo que siempre recrudeció las tensiones con China. En 2005, el país incluso aprobó, en el parlamento, una ley antisecesión, que autoriza el uso de la fuerza contra la isla si el territorio declara su independencia.
El futuro de Taiwán aún es incierto. Para la actual presidenta de la isla, Tsai Ing-Wen, del PDP, Taiwán no aceptará ningún acuerdo de China que pueda destruir la soberanía y la democracia del territorio. Sin embargo, a pesar de la fuerza del movimiento independentista en la isla, el partido nacionalista, que se solidariza con Pekín y, en consecuencia, con la idea de la unificación, ha cobrado fuerza en los últimos años elecciones.