Cuando alguien muere, hay muchas burocracias que resolver, especialmente en lo que respecta a los bienes. Se conoce como herencia al conjunto de beneficios, derechos y obligaciones que una persona fallecida deja a sus herederos. Ella divide los bienes sobrantes y establece cuánto le corresponde a cada heredero. Sin embargo, ¿qué pasa con el herencia del difunto sin herederos? A lo largo de este artículo hablamos de ello, así que échale un vistazo.
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En general, la ley tiene en cuenta las relaciones entre las personas. Así, se describen todos aquellos que se consideran legales. Por lo tanto, son las personas quienes legalmente deben tener posesión de los bienes de la persona fallecida.
También conocidos como herederos legales, es decir, son personas que tienen una filiación legal con el causante, que les reserva una parte de la herencia. Con base en el Código Civil, el artículo 1829 define que son herederos legítimos los que se describen a continuación:
I: los descendientes, en competencia con el cónyuge supérstite, salvo que éste esté casado con el difunto en régimen de comunión universal o de separación obligatoria de bienes; o si, en régimen de comunión parcial, el autor de la herencia no ha dejado propiedad privada alguna.
Yo: los ascendientes, en competencia con el cónyuge.
tercero: el cónyuge sobreviviente.
IV: las garantías.
La primera etapa de lo que se llama una herencia yacente ocurre cuando alguien muere sin dejar herederos. O, dicho de otro modo, es cuando se recogen los bienes y se elige un síndico para que los cuide. Mientras esto sucede, se realiza una búsqueda de posibles herederos. Después de eso, si todavía no hay heredero, se conoce como herencia vacante. Cuando esto sucede, los bienes de la persona fallecida se entregan al Gobierno. Aun así, los propietarios potenciales tienen hasta cinco años para solicitar los beneficios antes de que caduquen.
Sin embargo, si no tiene herederos, siempre puede dejar un testamento que describa todos sus deseos para la distribución de sus bienes. Por ejemplo, puede ser para una sola persona o incluso para organizaciones y empresas. Un testamento es una garantía para el futuro después de la muerte, ya que contiene la voluntad de la persona para que no surjan disputas. En otras palabras, el testamento prevé una organización patrimonial después de la muerte del testador.