Al afectar muchas áreas de nuestras vidas, los investigadores ahora creen que la depresión también puede influir en la forma en que vemos los colores. Por lo tanto, experimentar sentimientos de tristeza o ansiedad puede hacernos sentir como si estuviéramos viviendo en un mundo en blanco y negro con poca vitalidad. ¡Sigue leyendo!
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Cuando miramos un entorno, la visión procesa la información captada por la retina, formando así los colores finales que vemos. Con eso, algunos defectos físicos que alteran este proceso pueden derivar en condiciones visuales, como el daltonismo, por ejemplo.
Es por eso que los científicos creen que la forma en que percibimos los colores puede estar influenciada por nuestros sentimientos, un ya que cuando somos testigos de emociones fuertes, como la tristeza o la ira, nuestro proceso de percepción del color puede verse afectado. cambiado. Al perturbar este proceso, nuestra visión puede ver colores más suaves o menos vibrantes.
Sin embargo, la investigación realizada no arrojó resultados concluyentes y fue posteriormente cerrada por errores en sus conclusiones. Se necesitarán más evaluaciones para estar seguros de que nuestras emociones pueden influir en la forma en que percibimos los colores.
Las diversas tonalidades existentes están comúnmente ligadas a cómo o qué estamos sintiendo. Podemos asociar colores fuertes y cálidos con momentos alegres y tonos fríos y oscuros con sentimientos de tristeza, angustia, soledad, etc.
Sin embargo, cuando estamos lidiando con la depresión, puede parecer que todos los colores que vemos parecen menos llamativos o incluso más difíciles de distinguir entre sí a veces.
Algunos estudios señalan que, efectivamente, puede haber razones biológicas por las que nuestra percepción parezca diferente cuando sufrimos esta enfermedad psicológica. Con esto, se cree que la depresión puede influir en la visión, provocando una respuesta retiniana más lenta, lo que dificulta la percepción precisa de tonos y colores contrastantes.