En Internet, las noticias ganaron repercusión y causaron indignación entre los internautas. Una empleada decidió que le donaría su propio riñón a su jefe. El caso tuvo lugar en Estados Unidos e involucró a Debbie Stevens, de 47 años, y su jefa Jackie Brucia, de 67 años.
Este sería un momento de reflexión si el final no fuera tan trágico. Donar un riñón es un acto grandioso y puede causar serias complicaciones al donante. Debbie tuvo que someterse a una cirugía de extirpación, lo cual no es nada fácil, y al final el jefe no le dio las gracias e incluso la lastimó en el trabajo.
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Después de la cirugía de Debbie, los médicos descubrieron que el órgano de la empleada no era compatible con el cuerpo de la receptora. A pesar de la decepción, el riñón donado fue para un hombre que vive en Missouri (EE. UU.) y el jefe recibió el órgano de una persona desconocida.
Este habría sido un buen momento para elogiar a Debbie por su amor y amabilidad, pero la empleada recibió la llamada diciendo que tenía que volver al trabajo. Se estaba recuperando de la cirugía, al igual que su empleador, y la información no le cayó bien a Jackie.
La empleada dijo que no podía trabajar en ese momento y recibió una especie de “despido indirecto”. Jackie, la jefa, modificó el ambiente de trabajo de su empleada, reubicándola para trabajar lejos. Debbie entendió la indirecta, ya que no podía moverse más lejos o más cerca en este momento.
La repercusión del caso fue digna de una indignación casi generalizada. Los internautas no entendieron la actitud del jefe y cuestionaron sobre el respeto y la empatía que estuvo ausente. Para muchos, este sería el momento perfecto para romper las sedas y agradecer a Debbie por su donación. En estos casos, ¿qué harías?
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