dueños de casi la mitad de BMW, los hermanos Susanne Klatten y Stefan Quandt afirman que la vida de un multimillonario no es tan fácil como podría pensarse. En una entrevista con la revista Manager Magazin, los hermanos declaran que la gente siempre los imagina viviendo permanentemente en un yate en el Mediterráneo. Sin embargo, asumir el papel de guardián de los bienes tiene aspectos negativos. Todavía concluyen que trabajan duro todos los días y que tienen potencial más allá de los herederos.
Según el índice de multimillonarios de Bloomberg, Klatten es la segunda persona más rica de Alemania, con una fortuna valorada en 8600 millones de dólares. La empresaria también tiene participaciones en la productora de carbón SGL Carbono y en la química Altana.
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Quandt, por su parte, participa en la empresa de logística Logwin y en el fabricante de remedios homeopáticos Heel. Con eso, su patrimonio neto alcanza los 15.500 millones de dólares. Ambos son miembros del consejo de supervisión de BMW.
Los hermanos también declaran que no es solo el dinero lo que los impulsa, sino, sobre todo, la responsabilidad de asegurar puestos de trabajo en Alemania.
A pesar de sentirse cómodos con sus puestos actuales, destacaron la dificultad de asumir cargos de alto nivel a una edad temprana. Quandt, por ejemplo, tenía 30 años cuando ganó un asiento en el directorio de BMW. Para él, podría ser simplemente un “simple gerente” o haber estudiado arquitectura.
Para Quandt, su punto de partida nunca fue “mostrar a todos lo que se debe hacer”. Sino más bien un constante cuestionamiento relacionado con tu inseguridad.
Los hermanos afirman que bajo la lógica de los impuestos a la herencia, una redistribución no funcionaría. Una sociedad justa permite que las personas encuentren oportunidades de acuerdo a sus capacidades.
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