El historiador francés Jacques Le Goff es reconocido por su trabajo sobre la historia de las mentalidades. En su libro "San Francisco de Asis”, Le Goff devela los modelos culturales del siglo XIII y a partir de estos modelos busca definir la actitud de los franciscanos y la perspectiva de evangelización de los religiosos inserta dentro de los patrones culturales de la era.
El desarrollo de la Orden Franciscana tiene lugar en la Península Itálica y su surgimiento es visto como revolucionario porque es un Orden monástica que llevará a las masas urbanas a la evangelización a través del ejemplo y la predicación, novedad para la época histórico.
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En el siglo IV, la Orden de San Benito estaba activa en el campo, mientras que el apostolado franciscano dio preferencia a las pequeñas y grandes ciudades en el siglo XIII. El espacio del franciscanismo delimitará una red de ciudades y caminos debido a la rutina del viaje y la mendicidad.
Los franciscanos no se molestaron en construir iglesias ya que necesitaban predicar en lugares públicos como plazas, casas y donde se pudiera reunir el público en general.
Así anuncian una nueva espiritualidad con la renuncia al pasado, afirmando que el presente y el pasado son antagónicos y el futuro y el presente son solidarios. Esta creencia en el futuro de los franciscanos nos lleva a reflexionar sobre los conceptos de salvación y, por qué la El historiador francés Jacques Le Goff los consideraría como difusores de la salvación colectiva a través de humanidad.
La caridad predicada por los franciscanos y otros mendicantes se destaca en la Segunda Epístola a todos los fieles donde Francisco afirma que “porque tenemos amor, debemos dar limosna”. A principios del siglo XIII, es posible ver a ricos comerciantes italianos haciendo grandes donaciones.
En cuanto a las cuestiones económicas, el Capítulo VIII de la Regula non Bullata recomienda que las piezas de dinero deben ser consideradas como piedras. A pesar de su aversión al dinero, los franciscanos fueron los encargados de reconciliar a los comerciantes-banqueros con la Iglesia y el cristianismo.
A partir de entonces, franciscanos y mendicantes iniciaron un nuevo sistema de beneficencia, desafiando los valores establecidos y atendiendo principalmente a los leprosos en sus obras de misericordia.
En cuanto a las estructuras religiosas, Francisco detesta todo lo “superior”, el trabajo intelectual será visto con recelo por Francisco, la concepción de la ciencia como un tesoro va en contra de su deseo de pobreza y despropiedad, ya que existe la necesidad de poseer libros, objetos caros y lujos en ese era.
El lugar que San Francisco reservó para la mujer en el siglo XIII tiene una nueva perspectiva que no existía en otros círculos religiosos de la época. Francisco, en sus predicaciones, se refiere a hombres y mujeres. En el capítulo XI de la Regula bullata, prohíbe a los hermanos las relaciones sospechosas o los consejos de mujeres, como entrar en los monasterios de monjas.
Uno de los rasgos distintivos de los clérigos en relación con los laicos era la abstinencia sexual y fue impuesta a los frailes por la Regula bullata. De este modo, la frontera entre el matrimonio que separa a clérigos y laicos se sitúa entre los frailes y los laicos. La mujer sigue siendo un ser ambiguo y peligroso.
Los franciscanos en el siglo XIII cambiaron la actitud de la Iglesia hacia los laicos. La salvación estará ligada a la penitencia comunitaria y no a los altos modelos de la jerarquía. Se encuentra entre los humildes, los más pobres, los laicos y los clérigos.
Los aspectos de la vida medieval en los siglos XIII y XIV nos sorprenden por la magnífica civilización que produjo, por la rara calidad humana de grandes hombres como San Francisco de Asís.
La paz interior, el equilibrio interior y la alegría que nacen de una aceptación realista de la condición humana y del optimismo cristiano, fueron puestos por los franciscanos en el corazón de de Florencia, y que generó en las poblaciones azotadas por la pobreza la certeza de la ayuda de Dios, de su triunfo, de la paz y del amor anunciados a las puertas de catedrales.
Libro de referencia: D'Haucourt, Geneviéve. La vida en la Edad Media.
Carlos Beto Abdalla
Historiador y Máster en Estudios Literarios