El pasado martes 10, el Consejo Federal de Medicina (CFM) prohibió la recomendación y prescripción médica de esteroides anabólicos y esteroides androgénicos con fines estéticos. Son recursos que se utilizan para mejorar el rendimiento deportivo y ganar masa muscular rápidamente, comúnmente utilizado por la estética.
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Según el Consejo, la prohibición de las recetas médicas se basó y justificó en la ausencia de una base científica que garantice el beneficio y la seguridad del esteroide anabólico. Cuando se aplica al paciente, el recurso no reúne las garantías necesarias. Se prohibió la prescripción junto con cursos profesionales de esteroides anabólicos, publicidad o cualquier otra asociación de andrógenos.
Apoyando al Consejo están las instituciones brasileñas de Medicina del Deporte, Endocrinología y Metabología, Cardiología, Urología, Dermatología, Geriatría y otras representaciones. juntos, firmaron una carta pública, en marzo, para advertir sobre el aumento de complicaciones por el uso de hormonas anabólicas.
“Esta resolución es una victoria para la buena medicina y la ciencia. Protege a la sociedad de una narrativa que ha dicho que hay seguridad en el uso de terapias hormonales para estos fines y en dosis suprafisiológicas, lo cual no es corroborada por la evidencia científica disponible y pone en riesgo la vida de los pacientes", informó Paulo Augusto Miranda, presidente de la Sociedad Brasileña de Endocrinología y Metabología (SBEM).
Según estas instituciones médicas, no existe evidencia científica de que el paciente esté seguro al usar estas hormonas. Haciendo énfasis en el peligro, también informaron que hay profesionales que no tienen ética médica y que trabajan en base al marketing, olvidando la ciencia.
“Denominaciones que tienen mucho de márketing, en lugar de ciencia, además de no ser reconocidas por ninguna entidad médica”, informaron en la carta pública.
Debido a que carecen de base científica y seguridad, las hormonas anabólicas pueden causar varios problemas al salud, tales como: problemas cardiovasculares, aumento de la presión arterial, problemas hepáticos, cambios hormonales, impotencia sexual y disminución de la fertilidad, daños psicológicos y otros.
El Ministerio de Salud señala que el uso es problemático y puede causar otros trastornos además de los mencionados anteriormente.
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