En el universo empresarial es muy común que surja el deseo de posiciones de liderazgo. Además de la retribución, que suele ser más elevada y atractiva, también entra en juego el reconocimiento profesional, que también está vinculado al estatus, después de todo, ¿quién no querría ser visto como un impulsor de ideas dentro de su entorno de trabajo? ¿trabajar?
Pero, aunque es un puesto muy deseado, se necesitan muchas habilidades para coordinar un equipo, de modo que la satisfacción de los empleados y los resultados de la empresa se obtengan con precisión.
Para muchas personas, asumir este rol dentro de una organización se considera un desafío. Pero, después de todo, ¿es la capacidad de influir y dirigir a otros un don natural o puede desarrollarse con el tiempo? De hecho, para muchos académicos, esta competencia puede provenir de ambas formas.
Algo que se debe tener en cuenta es que los líderes pueden tener diferentes personalidades, así como diferentes niveles de educación y motivaciones. Sin embargo, para que esta tarea sea más productiva, lo interesante es identificar tu tipo de personalidad. y, de esta forma, desarrollar tus principales características personales dentro de cada tipo de liderazgo.
El líder autoritario se comporta, más precisamente, como un jefe, es decir, es quien sabe que tiene el control de la situación y toma sus decisiones sin priorizar la opinión del colectivo. En este proceso de ordenar y exigir, tiende a generar insatisfacción en los empleados, quienes muchas veces se quejan del comportamiento del líder cuando éste no está presente. Esta relación jerárquica está en desuso, principalmente porque el miedo y la insatisfacción tienden a entorpecer la productividad, la creatividad y la iniciativa de los empleados.
No hay nada mejor que ir motivado al trabajo, ¿verdad? Es mucho más fácil desarrollar tus habilidades en un ambiente donde te sientes integrado y satisfecho con el comportamiento profesional de las personas que te rodean que en un lugar donde tus ideas son reprimido.
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Con esto como premisa, el Líder carismático, el que despierta la motivación del equipo, que es amable y abierto a nuevas ideas, busca pasar un buen relación con sus empleados y está siempre presente para hacer más ameno el trabajo. Este líder suele generar buenos ingresos para la empresa y, como resultado, fomenta la lealtad de los empleados.
La habilidad principal de este tipo de líder es motivar a las personas, es decir, es él quien entra en escena y pronto despierta el interés de sus subordinados para donar al máximo en la ejecución de sus actividades. Por otro lado, sus habilidades técnicas no siempre son tan precisas como las de un líder experto.
cuando hablamos de líder experto nos referimos simultáneamente al conocimiento. Este tipo de personalidad es vista, en su ambiente de trabajo, como una pieza importante que puede contribuir al progreso del equipo, especialmente en lo que se refiere a la realización de las tareas más técnico.
Sin embargo, sus relaciones interpersonales no siempre pueden ser vistas como referentes, por lo que muchas veces este tema debe desarrollarse con el tiempo, para que este profesional se convierta en el más completo posible.
Este tipo de líder es aquel que no deja pasar desapercibido ningún detalle. Se le considera una persona crítica, detallista, que siempre está atenta a los detalles de su alrededor y no tolera los deslices.
En este caso, la idea es dar libertad al empleado para desempeñar sus funciones sin la interferencia directa y constante del líder. Ante esto, los profesionales tienden a ser más creativos, espontáneos e innovadores.
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Sin embargo, su implementación puede ser riesgosa si los empleados no tienen la madurez suficiente para lidiar con la libertad que se les otorga. También es importante que sean guiados por el líder, para que éste conduzca el trabajo de manera sutil.
El líder democrático es aquel que pretende integrar a todos los colaboradores en los procesos que implican decisiones. Su función principal es sugerir posibilidades para que los subordinados reflexionen sobre ellas y, de esta forma, plantear consideraciones importantes a la hora de decidir algo en el ámbito profesional.