Nadie nace mujer, se hace mujer.
La frase fue inmortalizada por la escritora, intelectual, filósofa, docente, activista y, sobre todo, feminista francesa Simone de Beauvoir. Uno de los más grandes teóricos de movimiento feminista moderna, la mujer francesa tenía un espíritu inquieto y revolucionó las normas dictadas en la época, especialmente en lo que se refiere a la mujer.
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Una de sus principales obras, "el segundo sexo”, es considerado el primer manifiesto femenino en proponer bases reformuladas para la relación entre hombres y mujeres. Su intensa actividad política también fue notable en otros ámbitos, como la persecución de los judíos, las intervenciones francesas en países asiáticos y africanos, entre otros.
Conozca más sobre esta importante figura histórica a través de su biografía, construcción Es pensamientos.
Nacida en París en 1908, Simone Lucie-Ernestine-Marie-Bertrand de Beauvoir se licenció en Filosofía en la Universidad de la Sorbona en 1929, presentando una tesis sobre Leibniz. Estudió en el Instituto Adeline Désir, una escuela católica para niñas, entre 1913 y 1925. Luego estudió matemáticas en el Instituto Católico de París, literatura e idiomas en el Instituto Saint-Marie.
Durante su formación en Filosofía conoció a Jean Paul Sartre, con quien mantuvo una relación durante casi cincuenta años. En las décadas de 1930 y 1940, Simone enseñó en varias escuelas, incluida la Universidad de Marsella, donde permaneció hasta 1932. Posteriormente, pasó por Ruen y el Lycée Molière.
Tuvo que huir del país con el invasión nazi en Francia, regresando solo al final del conflicto. Junto a Sartre, fue una figura fácil en las reuniones filosóficas en las que también participaron otros importantes pensadores de la época, como Merleau-Ponty y Raymond Aron. Los cuatro incluso fundaron la revista Les Temps Modernes o, Os Tempos Modernos, un importante vehículo para la difusión de sus ideales.
Escritora voraz, posee obras célebres, como la citada El segundo sexo (1949), así como El huésped (1943), La sangre ajena (1945), Las mandarinas (1954), Memorias de una niña bien portada (1958), La mujer desilusionada (1967), La vejez (1970), Todo dicho y hecho (1972) y La ceremonia de despedida (1981).
En ellos abordó temas de filosofía existencialista, además de análisis políticos y libros autobiográficos. Su labor en los movimientos sociales también fue destacable. Acompañado por Sartre, Beauvoir viajó a países como Brasil, Cuba y China, además de la Unión Soviética, en giras realizadas entre los años 50 y 60.
Simone murió a la edad de 78 años, el 14 de abril de 1986, a consecuencia de una neumonía. El escritor está enterrado en el cementerio de Montparnasse en París, junto a Jean Paul Sartre.
Tu primero libro, A Convidada, se publicó en 1943, trayendo los dramas existenciales de una mujer que, a los 30 años, se encuentra lidiando con la llegada de un estudiante que amenaza con socavar sus estructuras conyugales. Seis años después, estrenó O Segundo Sexo, una de sus obras más expresivas.
El libro tuvo repercusiones en todo el mundo al marcar a toda una generación con ideas revolucionarias sobre la liberación de la opresión femenina y la búsqueda de la independencia de la mujer. The Mandarins, estrenada en 1954, describe las secuelas de la guerra en Francia y ganó el premio literario francés "Goncourt" en 1954.
En “Memorias de una niña bien educada”, Simone trae relatos de su propia vida relacionados con el dogma de la Iglesia y las normas de su familia. En la “Ceremonia de despedida”, escrita en 1981, Simone habla de los momentos finales de Sartre, relatando la decadencia de un hombre, intelectualmente, poderoso, tanto desde el punto de vista físico como mental.
El existencialismo sartreano tiene como ideales la autenticidad y la libertad como elementos esenciales del ser humano, a pesar de las desgarradoras consecuencias que ello pueda acarrear. Según la filosofía, la esencia de un hombre está impulsada por sus elecciones que, también, afectarán su propio mundo.
En este sentido, los seres humanos no deben aceptar los valores impuestos por las tradiciones, incluida la Iglesia, ya que son responsables de sus acciones, valores, opciones y significados.
Simone de Beauvoir fue una intensa activista en su militancia por el feminismo y la igualdad de género. La filósofa analizó los procesos de formación social entre hombres y mujeres, identificando mecanismos que construyeron la jerarquía, perjudicando siempre a estas últimas. A partir de entonces comenzó a desarrollar argumentos que darían lugar a nuevas configuraciones sociales.
Su libro, El segundo sexo, es considerado un clásico del movimiento y expone el papel de la mujer en una sociedad opresiva basada en la dominación masculina. La obra rechaza el tradicionalismo y la moral religiosa dentro de la cual fue educada. La influencia existencialista en los ideales feministas se destaca por su tesis de que:
“Nadie nace mujer: uno se hace mujer. Ningún destino biológico, psíquico, económico, define la forma que asume la hembra humana dentro de la sociedad; es la civilización en su conjunto la que elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado que califica a la hembra”.
En otras palabras, el sexo y el género son cosas diferentes. A este se le asignan los puntos que determine la sociedad. De esta forma, el sexo está ligado a la constitución físico-química mientras que el género se origina a partir de una construcción social. La conclusión es que cada sociedad ha ido creando patrones de comportamiento para cada uno.
Dos puntos donde también se puede constatar el carácter feminista de Beauvoir son en su aversión al matrimonio ya la maternidad. Simone vivió con Sartre la mayor parte de su vida. A pesar de que el también filósofo le pidió a su madre que se casara con su padre, esto nunca se concretó. Ella no creía en el matrimonio como una forma de establecer el amor.
Lo más parecido a eso fue un contrato de unión estable firmado por los dos. Según la escritora, el matrimonio es una institución en bancarrota de la sociedad moderna que obligaba a las mujeres a dedicar toda su vida a un marido. La maternidad, a su vez, sería una especie de esclavitud ya que, por ella, la mujer estaría sujeta a la obligación de casarse, tener hijos y cuidar de la casa.
Simone defendió la autonomía de la mujer para que cada una tuviera la libertad de construir su propia personalidad. Como afirma la autora, no corresponde al hombre ni al Estado dictar cómo debe comportarse. Llevando sus dichos a las luchas femeninas actuales, la mujer debe combatir la estandarización de conductas o el absurdo de ser culpabilizada de una agresión sufrida por la ropa que viste.
No en vano, Simone es una de las autoras más importantes de los movimientos sociales contemporáneos, con énfasis en las feministas y LGBTI. Ambos trabajan con libertad de construcción y reconocimiento de identidades. La libertad, ésta, directamente relacionada con el existencialismo.