La violencia estructural se refiere a cualquier escenario en el que un estructura social perpetúa la desigualdad, causando un sufrimiento evitable. Al estudiar la violencia estructural, examinamos las formas en que las estructuras sociales pueden tener un impacto negativo desproporcionado en grupos y comunidades particulares.
El concepto de violencia estructural nos brinda una manera de considerar cómo y de qué manera ocurren estos impactos negativos. Así como lo que se puede hacer para reducir dicho daño.
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El término violencia estructural fue acuñado por el sociólogo noruego Johan Gultang. En su artículo de 1969, “Violence, Peace and Peace Research”, Gultang argumentó que la violencia estructural explicó el poder negativo de las instituciones sociales y los sistemas de organización social entre las comunidades marginado
Es importante distinguir el concepto de violencia de Gultang del término tal como se define tradicionalmente. Gultang definió la violencia estructural como la causa fundamental de las diferencias entre la realidad potencial de las personas y sus circunstancias reales.
Por ejemplo, la esperanza de vida potencial de la población general puede ser significativamente mayor que la esperanza de vida real de los miembros de los grupos desfavorecidos. Esto se debe a factores como el racismo, la desigualdad económica o el sexismo. En este ejemplo, la discrepancia entre la expectativa de vida potencial y real resulta de la violencia estructural.
La violencia estructural permite análisis más matizados de las fuerzas sociales, culturales, políticas, económicas e históricas que dan forma a la desigualdad y el sufrimiento. Crea una oportunidad para considerar seriamente el papel de los diferentes tipos de marginación. Algunos ejemplos son el sexismo, el racismo, la discriminación por edad, la homofobia y/o la pobreza.
Esta forma de violencia ayuda a explicar las fuerzas múltiples ya menudo cruzadas. Crean y perpetúan la desigualdad en múltiples niveles. Tanto para individuos como para comunidades.
También destaca las raíces históricas de la desigualdad moderna. Las desigualdades y los sufrimientos de nuestro tiempo a menudo se desarrollan en una historia más amplia de marginación. Este marco proporciona un contexto crítico para comprender el presente en términos de su relación con el pasado.
Por ejemplo, la marginación en los países poscoloniales a menudo se conecta estrechamente con sus historias coloniales. Así como la desigualdad en Brasil debe ser considerada en relación con historias complejas de esclavitud, inmigración y política.