La caída del Imperio Romano en el año 476 tras la invasión de los pueblos bárbaros puso fin a la Edad Antigua e inició una nueva era: la Edad Media. Si antes Europa se inclinaba ante el poder del emperador romano, ahora se inclinaría ante la poderosa Iglesia Católica.
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Cuando los pueblos bárbaros invadieron, la población huyó hacia los campos, esta ruralización fragmentó no solo la sociedad europea sino también el poder. La autoridad de los nobles quedó restringida a las feudos (el derecho que alguien adquiere sobre un bien, generalmente tierra), la tierra se convirtió en el centro de todas las relaciones sociales y económicas.
Como Europa ya no tiene un individuo con poder centralizado en sus manos, la Iglesia gana un papel destacado en este papel. Las otras instituciones se debilitan o simplemente desaparecen con la caída del Imperio Romano Occidental y en ese En este contexto, el clero pasó a dominar, ya que la única institución que permaneció organizada fue la Iglesia Católica Apostólica. Romano.
El Papa, a su vez, acumula poderes económicos y religiosos, la sociedad adoctrinada por los católicos se incorpora sus costumbres la preocupación por la salvación, los nuevos fieles obedecen estrictamente las leyes impuestas por los clérigos. Este sometimiento a los clérigos amplía cada vez más su poder y sus posesiones, si la tierra fue la mayor riqueza de ese período, fue con fue que los cristianos compraron el perdón y la salvación, de esta manera la Iglesia se convirtió en la institución que más territorio ocupó en la Era Promedio.
El clero monopoliza la religión, la política, la cultura y el saber, ya que era el único grupo social que tenía el conocimiento y el permiso suficiente para descifrar las sagradas escrituras, otros católicos se convirtieron en rehenes ideológicos, no siempre lo predicado en los sermones del Papa y los sacerdotes en realidad estaba escrito en la Biblia, la Iglesia usó las páginas del libro sagrado para manipular a la sociedad y no escatimó esfuerzos para lograr sus objetivos. objetivos.
Los que se oponían a este adoctrinamiento eran considerados herejes y sufrían los más terribles castigos a través de la Tribunal del Santo Oficio los delitos de herejía fueron juzgados. Castigos, torturas, encarcelamientos e incluso asesinatos eran parte de las penas aplicadas a quienes no estaban de acuerdo con la Iglesia.
A partir del siglo XVI, los abusos cometidos por el clero comenzaron a ser condenados por algunos grupos pertenecientes a la Iglesia. O fusible pues este descontento fue el aumento en la venta de indulgencias.
El poder papal comenzó a ser disputado, este fue el comienzo del episodio conocido como reforma Protestante, los reformadores cristianos liderados principalmente por Martín Lutero buscan denunciar las malas prácticas cometidas por la Iglesia y popularizar el conocimiento bíblico.
Los líderes de la reforma predican que la salvación se obtiene solo por la fe, a diferencia de lo que se predicaba desde arriba clérigos, decían que la salvación estaba garantizada por las buenas obras y principalmente por las donaciones hechas a Iglesia.
Muchos cristianos desilusionados con los crímenes cometidos por el Papa comenzaron a migrar a las nuevas iglesias creadas por los protestantes, como la Iglesia Luterana, la Iglesia Anglicana y la Iglesia Calvinista. Los reformadores contarían también con el apoyo de la burguesía y la nobleza, los grupos sociales más descontentos con el poder del clero.
La Reforma protestante fue responsable de la disminución del poder del Papa y de la Iglesia, a medida que disminuía el número de católicos y aumentaba el número de protestantes. Estos nuevos cristianos eran vistos como una amenaza para la monarquía de los reinos europeos, la gran mayoría de los reyes de Europa eran católicos, su poder fue legitimado y apoyado por el clero y la creciente influencia política de los protestantes preocupó a los nobleza.
Se instauró una verdadera disputa en la sociedad entre católicos y protestantes, también conocidos como hugonotes. El punto álgido de esta disputa ocurrió en Francia en 1562, todo comenzó con un matrimonio concertado por la reina Catalina de Medici. En aquella época los matrimonios representaban más una alianza política y económica que un vínculo matrimonial, cuando una pareja se unía representaba la unión de poder entre dos familias.
Quien gobernó Francia en ese período fue el rey Carlos IX, pero como era una persona de mano débil quien realmente ejercía el poder era su madre Catalina de Medici. La reina vio con preocupación el crecimiento del número de hugonotes en Francia y para neutralizar la influencia política de este grupo ideó un plan que consistía en el matrimonio de su hija Marguerite Valois, princesa de Francia, y Enrique, rey de Navarra y cabeza de la dinastía de hugonotes.
Miles de protestantes fueron invitados a la boda que se llevaría a cabo a orillas del Sena, esta invitación no era más que un intento de mostrar la sociedad el falso deseo de la reina de pacificar las relaciones entre hugonotes y católicos al permitir que su hija católica se casara con un Protestante.
La boda entre Margarida Valois y Henrique de Navarra no pudo celebrarse dentro de la catedral de Notre Dame, ya que el novio no era católico. Entonces se construyó un altar sobre el Sena donde se llevó a cabo la boda.
El rey Carlos IX tuvo como uno de sus consejeros al líder de los hugonotes, el almirante Coligny, esta proximidad despertó su preocupación en Catalina de Medici, temía que el jefe de los protestantes franceses la influenciara hijo. A partir de ahí la reina comienza a poner en práctica su plan para eliminar a los hugonotes, Coligny sufre un ataque planeado por Catalina, sin embargo le dice al rey que el incidente fue protagonizado por católicos y que la víctima, a pesar de haber sufrido solo heridas leves, estaría esperando el momento adecuado para vengarse de la población católico.
Carlos IX, manipulado por su madre, autorizó el 24 de agosto de 1562 la persecución y muerte de todos los hugonotes de territorio francés, incluso ordenó la muerte de Coligny quien fue torturado y asesinado con refinamiento de crueldad.
El episodio de persecución y muerte de los hugonotes duraría varios meses, la matanza sería conocida en la historia como La Masacre de San Bartolomé o La Noche de San Bartolomé.
Los historiadores no pueden ponerse de acuerdo sobre el verdadero número de muertos. El recuento oscila entre dos mil hugonotes asesinados y setenta mil, el lanzamiento de cadáveres al río Sena dificultaría llegar a un resultado más preciso.
El rey Enrique de Navarra logró sobrevivir a la masacre, ya que acordó abandonar los principios protestantes y adherirse al catolicismo. Cuando llegó al poder en Francia, firmó un documento que otorgaba a los hugonotes los mismos derechos políticos y libertad de culto, el Edicto de Tolerancia de Nantes. Con esta actitud el rey impidió que Francia se dividiera en dos reinos, uno controlado por protestantes y otro por católicos.
Lorena Castro Alves
Licenciada en Historia y Pedagogía