Seguro que has oído hablar de la importancia del hábito de la lectura en nuestra vida, ¿verdad? Es fundamental que este hábito se cultive entre los niños y jóvenes, y por ello es importante la participación de la familia y la escuela en este proceso. Estos dos agentes son responsables de la formación de lectores competentes, capaces no sólo de decodificar el código, sino también para interpretar y asimilar información, que luego será transformada en conocimiento.
Sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar en qué es leer. Tampoco nos preguntamos por qué y cómo leer. Estas preguntas pueden ser respondidas de diferentes maneras, lo que revelará una concepción de lectura que surge de la concepción de sujeto, lenguaje, texto y significado que se adopte. Es incuestionable que la lectura es una actividad para captar las ideas del autor, que también depende de las experiencias y conocimientos del lector. Es una actividad que requiere que el lector se centre en el texto, en su linealidad; así, el lector realiza una actividad de reconocimiento, reproducción e interpretación.
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La lectura debe entenderse como una interacción texto-sujeto. De esta manera, podemos afirmar que la lectura es una actividad interactiva de producción de significados altamente compleja, que tiene lugar a partir de los elementos lingüísticos que están presentes en la superficie textual y en su forma de organización. Se deben tener en cuenta las experiencias y conocimientos del lector, quien necesita presentar más de lo conocimiento del código lingüístico: también debe tener la competencia lingüística para decodificar lo que se está siendo leído
La lectura no es un proceso pasivo: corresponde al lector realizar un trabajo activo de comprensión e interpretación del texto. a partir de tus objetivos, tus conocimientos sobre el tema, sobre el autor, todo lo que sabes sobre el idioma etc. Es a partir de los procesos de selección, anticipación, inferencia y verificación que se produce la verdadera lectura, pues permiten la el lector controla lo que lee, tomando así decisiones ante las dificultades de comprensión para que pueda avanzar en la búsqueda de aclaraciones El lector es, por tanto, un constructor de sentido, un sujeto activo en el proceso, y no sólo un receptor pasivo.
También vale la pena recordar que la interacción entre el contenido del texto y el lector depende de su motivación e intención, dado que el proceso siempre está regido por los objetivos de lectura. Por ejemplo, leemos periódicos y revistas (físicas o virtuales) con el claro objetivo de mantenernos informados; otros textos que leemos con el objetivo de producir trabajos académicos (disertaciones, tesis, libros, revistas científicas); todavía están aquellos a los que accedemos con fines de placer (poemas, cuentos, novelas) y, por supuesto, aquellos que consultamos (diccionarios, catálogos) y también los que estamos obligados a leer (manuales, folletos). No importa el género o tipo de texto: lo que guiará la lectura son los objetivos del lector.
Una vez que consideramos el hecho de que la lectura depende del conocimiento del lector, también aceptamos que la misma lectura puede generar una pluralidad de significados: un mismo texto puede establecer, para diferentes lectores, una diversidad de significados. Sentidos. Para que no extrapolemos los significados del texto, es esencial que prestemos atención a los signos en el texto. Hay textos que permiten una mayor variedad de significados, y esto dependerá de cómo se haya constituido. Vea solo un ejemplo:
No te amo más
estaré mintiendo diciendo eso
Todavía te quiero como siempre quise
Estoy seguro que
nada fue en vano
siento dentro de mi que
no significas nada
No podría decir más que
alimento un gran amor
me siento mas y mas
¡Ya te olvidé!
Y nunca usaré la frase
¡Yo te amo!
lo siento pero tengo que decir la verdad
Es demasiado tarde.
¿Leíste el poema? Ahora trata de leer de abajo hacia arriba:
Es demasiado tarde.
lo siento pero tengo que decir la verdad
¡Yo te amo!
Y nunca usaré la frase
¡Ya te olvidé!
me siento mas y mas
alimento un gran amor
No podría decir más que
no significas nada
siento dentro de mi que
nada fue en vano
Estoy seguro que
Todavía te quiero como siempre quise
estaré mintiendo diciendo eso
No te amo más.
¿Solo vió? En relación con el texto, un mismo lector podrá realizar dos lecturas diametralmente opuestas: en la lectura realizada de arriba abajo el hilo conductor ya no te quiero guiará la producción de significados, mientras que en la lectura realizada de abajo hacia arriba el hilo conductor será yo tú Amo. ¡Queremos resaltar, a modo de ejemplo, que un mismo texto puede producir una variedad de lecturas!
Esta variación en la producción de significados también puede resultar de factores lingüísticos presentes en un texto, factores que pueden dificultar la comprensión, tales como: el léxico (conjunto de palabras de un determinado idioma); estructuras sintácticas complejas caracterizadas por una abundancia de elementos subordinados (cláusulas subordinadas); relaciones causa/efecto, espaciales, temporales; ausencia de signos de puntuación o uso inadecuado de estos signos.
¿Cómo, entonces, prevenir tal factores que comprometen la interpretación del texto? Necesitamos dedicarnos cada vez más a la misión de leer, leer más y siempre, para que podamos alcanzar la competencia en el idioma portugués. Para comprender los diversos textos a los que estamos expuestos a diario es necesario interactuar con ellos, interacción que debe ser dinámica y que dependerá del conocimiento del lector.
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“Si la lectura es una actividad constructora de sentido que presupone la interacción autor-texto-lector, es necesario considera que, en esta actividad, además de las pistas y señales que ofrece el texto, el conocimiento de las lector".
Ingedore Villaça Koch
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Luana Alves
Licenciada en Letras