El cambio en la Reforma Constitucional de 2013 incorporó la Educación Infantil como una de las etapas integrantes de la Educación Básica. Como resultado, la inscripción de niños entre las edades de 04 y 05 años en instituciones escolares se volvió obligatoria.
Afortunadamente, la tasa de admisión en Brasil alcanza el 87,95%, lo que, sin embargo, no garantiza ningún progreso si la educación impartida no es de calidad. La falta de una propuesta curricular en preescolar puede afectar negativamente el desarrollo intelectual del alumno.
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Este fracaso promueve la falta de actividades y rutinas adecuadas a esta fase, lo que puede comprometer el aprendizaje. Es importante tener en cuenta que la etapa preescolar es el pasaje en el que el trabajo encaminado a estimular desafíos es fundamental.
Sin embargo, se advierte que el problema no está sólo en la organización de las actividades. En varios jardines de infancia es posible detectar desórdenes en la entrada, colas en la cafetería y otras situaciones que denuncian disturbios y falta de planificación.
De todos modos, la expresión clave que determina el éxito de la rutina preescolar es la organización del tiempo. Es importante que los educadores organicen el horario para establecer planes de actividades semanales y mensuales.
Nuevamente destacamos que el preescolar es la etapa en la que se deben respetar las necesidades específicas de aprendizaje, además de fomentar la autonomía y el desarrollo. Por eso, Escola Educação trajo información básica sobre cómo organizar una buena rutina preescolar.
Al salir de casa, debes planificar cómo se deben distribuir tus actividades a lo largo del día, ¿no? Esta distribución no es más que la planificación de tu rutina diaria. Es lo mismo que debería suceder en preescolar.
Crear una rutina en preescolar es promover el desarrollo práctico y también secuenciar actividades rutinarias. El objetivo es permitir que el niño se oriente en el tiempo y el espacio, además de promover su propio desarrollo.
Volviendo al ejemplo de la escuela abarrotada, las colas interminables, ese desorden al cepillarse los dientes y la confusión para entrar al salón demuestran desorganización. La consecuencia es el aprovechamiento insuficiente de las actividades que allí se desarrollan.
Por ello, es fundamental establecer el momento adecuado para el desarrollo de cada tarea, estructurando diferentes momentos. Es a partir de ahí que el educador estimulará la independencia y la socialización.
Antes de planificar actividades semanales y mensuales, es necesario considerar tres necesidades identificadas en los niños:
Necesidades biológicas: higiene, alimentación y descanso adecuado al grupo de edad
Necesidades psicológicas: tiempo y ritmo de cada alumno
Necesidades sociales e históricas: estilo de vida y cultura de cada persona
A partir de ahí, es posible agrupar las actividades desarrolladas en cuatro grupos. Mira lo que son.
actividades gratuitas
Son aquellos en los que los niños son más libres para elegir sus propias actividades y así explorar el entorno de forma autónoma. El educador tiene menos poder de dirección, sin embargo, no debe, en ningún caso, dejar de supervisar al grupo.
La estructura escolar puede influir en el desarrollo de estas actividades. Dependiendo del tamaño de la escuela, existe la posibilidad de que muchos niños usen varios espacios al mismo tiempo.
Para que no hagan todos los días lo mismo, el educador puede dividir a los alumnos en actividades realizadas en períodos específicos de la semana. Por ejemplo: juegos hoy y juguetes mañana.
actividades dirigidas
Aquí, el educador ya tiene mayor poder de dirección y, normalmente, las realiza con grupos más reducidos. El objetivo es trabajar con elementos específicos, como juegos, figuras, entre otros.
Es importante que el educador proponga actividades que hagan que los estudiantes se sientan libres de participar, respetando su ritmo y despertando la confianza de que pueden realizarlas. Algunos ejemplos son la narración de cuentos, los juegos de ruedas y los juegos de roles.
Un consejo es que el docente organice de tres a cuatro actividades por día, utilizando los recursos disponibles. El cuidado en la transición entre ellos es importante para que el niño se concentre en lo que comenzará a hacer en el futuro.
actividades de cuidados especiales
En ellos, el educador enseña y cuida, al mismo tiempo, de la higiene personal, la alimentación y el descanso. Pero, las actividades no deben realizarse de forma rígida o moldeada, es decir, simplemente sentando a los niños en la mesa o llevándolos al baño.
El educador puede organizar las colas para bañarse o cepillarse con canciones que conciencien sobre la importancia de la higiene personal. A la hora de comer, pueden estimular el conocimiento sobre los alimentos y los beneficios para la salud.
El momento del descanso, también, debe ser visto de forma creativa, especialmente con los niños que tienen alguna dificultad para dormir. Sin embargo, la escuela debe asegurarse de que las actividades se lleven a cabo en los entornos adecuados.
¿Que significa eso? Cuidado de la temperatura del agua para el baño, infraestructura para prevenir caídas, servilletas, cubiertos, juguetes que no ofrezcan riesgos, además del monitoreo constante de un adulto.
actividades colectivas
Los niños pueden definir lo que quieren hacer y, según el grupo de edad, incluso ayudar a organizarlo. Ejemplos de actividades colectivas son salidas fuera de la escuela, fiestas y otras. Aquí, también es fundamental que la institución ofrezca el entorno propicio para el logro.
Organización en momentos clave
Como ya se mencionó, estructurar la rutina escolar requiere optimizar el tiempo y distribuir las actividades. Veamos una secuencia de momentos que se deben considerar en esta planificación.
Llegada
El momento de llegar a la escuela puede promover la dispersión, ya que es cuando los niños encuentran compañeros de juego y, sin actividades obligatorias, se sienten más libres. Otra dificultad es con los estudiantes que no quieren ser separados de sus padres.
Por eso, la acogida es uno de los puntos fundamentales de la jornada, ya que el niño debe sentirse acogido en la escuela. Actividades interesantes que se pueden desarrollar son la localización y almacenamiento de los propios objetos, por ejemplo.
La escuela puede promover y mejorar los hábitos de rutina, además de la autonomía. Pero, la presencia de un adulto en los momentos iniciales es de suma importancia.
Iniciación
Llegó el niño, fue recibido, ahora es momento de iniciar las actividades. A menudo, el alumno llega y se va a jugar mientras espera las instrucciones del profesor. Pero, algunos profesionales prefieren dirigir a los estudiantes a la primera actividad.
El más común de ellos es la rueda. Con ella, el educador se permite actuar de diferentes maneras. Puede escuchar a los alumnos sobre sus experiencias en casa, pasar lista y establecer la rutina del día, o incluso introducir nuevos conceptos como palabras, objetos o historias.
Hora de la merienda
Qué hora feliz, ¿no? ¡Y también un momento de mucho aprendizaje! La escuela puede trabajar los hábitos de higiene (lavarse las manos antes de cualquier comida), la interacción social y, principalmente, la importancia de la alimentación.
La escuela debe aproximar este momento a lo que el niño tiene en casa. ¿Como asi? La interacción libre y relajada de niños y adultos estimula el aprendizaje, además de identificar el perfil de cada alumno.
patio de juegos
Una de las principales preocupaciones del colegio es velar por el bienestar y la seguridad de los alumnos. Después de todo, serán libres de jugar e interactuar con sus amigos como les plazca.
Por ello, la institución debe ofrecer equipos y espacios adecuados, además de insistir en el acompañamiento de adultos.
descansar
Un paso importante en la rutina del estudiante, incluyendo la promoción de su bienestar. El perfil de cada uno debe dictar las actividades a desarrollar porque algunos niños tienen mayor o menor tendencia a descansar.
En este punto, el educador debe identificar qué alumnos tienen más dificultades para dormir y, así, decidir qué hacer mientras los demás descansan. Una opción para que el niño no se aburra es desarrollar actividades más tranquilas durante este descanso.
Higiene
La estructura física de la escuela es uno de los puntos clave en esta etapa. Los baños, lavabos e inodoros en condiciones y dimensiones adecuadas, así como los pisos, deben ser observados constantemente.
El momento de la higiene y las necesidades fisiológicas también deben respetar a cada alumno. Muchos tienen una mayor necesidad de ir al baño, otros ni se acuerdan, por lo que es fundamental establecer hábitos y rutinas para eso también.
tiempo de despedida
Antes de dar de alta a los alumnos, el profesor/educador debe ejecutar la salida de manera eficiente. Primero, repasando lo hecho ese día, estimulando la memoria, la planificación, la narrativa y la organización.
También hay que trabajar la responsabilidad y el sentido del deber. Por tanto, el educador debe velar por que los niños guarden los objetos utilizados y dispongan el espacio que ocupan.
Muchas veces, los estudiantes pueden dejar o llevarse la ropa y los juguetes a casa. El educador, entonces, debe animarlos a separar cada uno. Otro punto que no se debe dejar de lado es la tarea que hay que recoger al día siguiente.
Finalmente, despedida, con saludos más cálidos, reforzando el cariño. Para favorecer la interacción con los padres, es interesante que el profesor los conozca y se ponga en contacto con ellos cuando los alumnos se van.
Como se puede ver, organizar una buena rutina en preescolar no es ciencia espacial. Conociendo los grupos de actividades, es interesante recomendar que no haya mucho tiempo libre entre ellas para evitar la dispersión.
Si el número de niños es alto, el educador puede organizar actividades simultáneas, para mantener al alumno ocupado y cerca. Otro factor preponderante es respetar la franja etaria del niño.
Una actividad realizada con niños de tres años no debe ser la misma que se desarrolla con niños de siete años. También es fundamental mantener el diálogo con los padres y el resto del personal de la escuela, con el fin de estructurar el trabajo conjunto.
En este punto, el educador sabrá qué recursos puede utilizar, cómo es la rutina del alumno y el apoyo en casa, además de compartir conocimientos. La información recopilada puede ayudar a optimizar el tiempo y reorganizar la rutina escolar.