Hay poblaciones más pequeñas de estas aves que se encuentran dispersas por América del Sur. Su popularidad como mascotas, junto con el lento desarrollo y la pérdida masiva de hábitat, ha amenazado a la población de guacamayos jacinto salvajes.
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La especie de la familia de los loros ahora está protegida por ley en Bolivia y Brasil. Se sabe que los guacamayos azules son aves relativamente uniformes. Conocidos popularmente como “gigantes gentiles”, estos loros son extremadamente inteligentes y han demostrado facilidad con el uso de objetos, tanto en cautiverio como en libertad.
También pueden aprender a hablar, pero no están entre los mejores en este sentido. Esta ave, si se mantiene en cautiverio sin una socialización adecuada y un amplio espacio para moverse y hacer ejercicio, puede volverse neurótica e incluso agresiva.
Su esperanza de vida en la naturaleza es de entre 50 y 60 años. Las aves cautivas, por otro lado, pueden vivir incluso más tiempo si se las trata bien.
Con aproximadamente 100 centímetros de largo, el guacamayo jacinto es considerado el loro más grande del planeta.
Estos animales se alimentan de frutas, semillas y nueces, especialmente de dos tipos de palmeras: Bocaiúva y Acuri. Las aves tienen lenguas secas y suaves con un hueso adentro. Esto hace que sea más fácil ingerir estos elementos.
La época de cría es entre los meses de julio y diciembre. Suelen hacer nidos en las cavidades de los árboles. Un guacamayo jacinto suele poner uno o dos huevos, pero en la mayoría de los casos solo acaba naciendo un polluelo. La incubación de los huevos dura alrededor de un mes y los polluelos dependen de sus padres hasta los seis meses de vida.
Los guacamayos jacinto no se reproducen todos los años, incluso en las mejores circunstancias, por lo que la depredación de los polluelos es particularmente mala para la supervivencia de la especie.
Los guacamayos jacinto tienen una sola pareja durante toda su vida. En cautiverio, el dueño del ave a menudo es considerado por el ave como su pareja. Se apegan a su dueño y pueden ser bastante celosos.
El hábitat del guacamayo jacinto se ha perdido debido al desarrollo de la energía hidroeléctrica. Vastas áreas de su antiguo hábitat ribereño han sido inundadas por la construcción de presas. La modificación de su entorno natural a través de la invasión humana se ha convertido en una amenaza importante.