El Supremo Tribunal Federal (STF) vota, esta semana, la autorización del educación en el hogar o educación familiar. A pesar de ser rechazada por el Consejo Nacional de Educación, la práctica es adoptada por las familias brasileñas que prefieren educar a sus hijos en casa y no en la escuela tradicional.
La votación está prevista para el próximo jueves (30) y, si el sistema no es aprobado, la inscripción en las instituciones educativas será obligatoria para estos niños. La Corte determinará si la forma de enseñanza, que es bastante común en los Estados Unidos, cumple con las disposiciones de la Constitución brasileña.
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El artículo 205 de la Carta trata de la educación como “derecho de todos y deber del Estado y de la familia” cuya promoción debe ser coadyuvada con la colaboración de la sociedad. En este sentido, el objetivo es posibilitar el “desarrollo de la persona, su preparación para el ejercicio de la ciudadanía y su calificación para el trabajo”.
La acción comenzó en 2012 cuando una familia de Rio Grande do Sul presentó una demanda por el derecho a enseñar en casa a su hija de 11 años. El objetivo era revocar la decisión de la Secretaría Municipal de Educación que orientaba la inscripción en la escuela convencional para el curso de Bachillerato.
Los padres utilizaron como argumento la “sexualidad avanzada” de sus compañeros y un vocabulario que iba en contra de los criterios ideales de convivencia y socialización. Otro punto de discordia fueron las “imposiciones pedagógicas”, como el evolucionismo, algo en lo que la familia de orientación cristiana no cree.
Después de las negativas del distrito local, los padres de la joven interpusieron un recurso ante el STF y, en 2016, el El ministro Luís Roberto Barroso suspendió decisiones judiciales anteriores hasta una decisión final de la Corte Suprema sobre el sujeto. A partir de entonces, la medida validada por el voto se aplicará a todos los casos.
El STF tiene, hoy, cerca de 40 juicios en espera de alguna resolución, la mayoría provenientes de Rio Grande do Sul. La estimación de la Asociación Nacional de Educación Familiar (Aned) es que hay 5.000 familias involucradas en la educación en el hogar, enseñando a aproximadamente 10.000 alumnos.
Aún según la asociación, la mayoría de ellos permanece en el anonimato por miedo y su deseo es continuar con la práctica dentro de la ley. Sin embargo, si la decisión del STF es desfavorable, el temor de Aned es el establecimiento de una crisis social, desde el momento en que la mayoría de estas familias tienen la intención de no matricular a sus hijos.
Pros y contras
Organismos públicos como la Abogacía General de la Unión (AGU) y el Consejo Nacional de Educación están en contra de la educación en el hogar. Según ellos, la educación de los niños y adolescentes debe ser construida por la sociedad y la familia, pero juntos, no aislados.
Otro argumento utilizado es el de la socialización porque, desde el punto de vista de estas instituciones, la escuela favorece el intercambio de experiencias y visiones diferentes a las que se presentan en el seno de la familia. Además, solo los profesionales de la red educativa estarían habilitados para brindar contenidos completos, es decir, sin imparcialidad.
La Procuraduría General de la República (PGR), por su parte, adoptó una posición intermedia, planteando la necesidad de normas jurídicas que propicien la socialización y la formación integral. Por otro lado, el abogado de la familia de Rio Grande do Sul que interpuso la demanda alega que la experiencia en las escuelas hoy está lejos de ser positiva.
Cita casos de acoso escolar, drogas y violencia para respaldar su argumento, además de la calidad de la enseñanza en sí. Argumenta que la educación en el hogar proporciona una vida más saludable, además de casos de mayor rendimiento escolar en países donde la educación en el hogar está permitida.
La Cámara de Diputados tiene actualmente tres propuestas en tránsito para regular la educación en el hogar. Uno de ellos permite que los niños sean educados en casa, sin embargo, bajo la obligación de matricularlos en la escuela que son evaluados periódicamente. Sin embargo, aún no hay previsión de los textos a evaluar.
En entrevista con Portal G1, la profesora de la Facultad de Educación de la Unicamp y doctora en el tema, Luciane Barbosa, señala la necesidad de la regularización, sin embargo, la ve como un gran desafío. La razón principal es la desigualdad social y económica del país.
Según ella, hay que tener en cuenta que la escuela es la principal o única forma de acceso a la educación para muchos niños. Por lo tanto, la regularización de la educación en el hogar debe hacerse de manera que no restrinja este derecho. Luciane también recuerda que, en muchos casos, ir a la escuela significa alejar a un niño de las drogas, el trabajo infantil o la explotación sexual.