Tener una siesta durante el día es saludable, ayuda a retrasar el envejecimiento y apoya la cognición.
Esta conclusión proviene de una investigación realizada por dos universidades que confirmaron que las siestas cortas previenen el envejecimiento cerebral a largo plazo.
vea mas
Los "poderes" de las gachas: echa un vistazo a los beneficios de la avena en…
El café espresso es un aliado en la prevención del alzhéimer, afirma una investigación
El estudio fue realizado por investigadores de la Colegio Universitario de Londres (Inglaterra) y la Universidad de la República (Uruguay). Los datos y la conclusión fueron publicados en la revista científica salud del sueño, una publicación dedicada a los estudios del sueño.
A través de los datos médicos de más de 300.000 personas, el análisis pudo analizar cómo el sueño interfiere en el proceso de envejecimiento del cerebro.
También relacionaron la beneficios del sueño con los problemas cognitivos y las predisposiciones genéticas de las personas. Uno de los resultados fue aún más incisivo y señaló que la siesta puede retrasar el envejecimiento cerebral hasta siete años.
Alrededor de los 35 años, el cerebro comienza a proceso de envejecimiento, y es común que sufra una reducción del 0,2 al 0,5% anual en su capacidad de procesamiento. Esta reducción es un reflejo de la disminución de las neuronas y sus conexiones.
Hallazgos de estudios recientes sugieren que“priorizar siestas cortas a lo largo del día puede contribuir en gran medida a preservar la salud del cerebro, especialmente a medida que envejecemos”, dijo Victoria Garfield, investigadora de la UCL.
El objetivo principal de la investigación fue encontrar evidencia de que la la siesta durante el día influye en la salud del cerebro. Todos los registros utilizados estaban en la base de datos. Biobanco del Reino Unido.
Así, los científicos analizaron los registros de 378.000 personas de 40 a 69 años para realizar una valoración de la frecuencia de las siestas.
También consideran el proceso en personas que portan algunas predisposiciones genéticas al deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.
La conclusión de la investigación fue que “según estos estudios, encontramos una asociación entre las siestas diurnas habituales y un mayor volumen todo el cerebro, lo que puede sugerir que las siestas regulares brindan cierta protección contra la neurodegeneración al compensar la falta de sueño”.
En resumen, el estudio de las dos universidades encontró que las siestas cortas a lo largo del día influyen positivamente en el proceso de envejecimiento del cerebro.
En ese sentido, la clásica siesta después del almuerzo puede ser revolucionaria, ¿no?