¿Sabes qué es la cultura maker? Antes de responder a esta pregunta, pensemos en las siguientes situaciones. Supongamos que esos libros que compraste están ahí, todos desordenados, necesitando un buen estante para ponerlos en orden. ¿Que haces? ¿Vas a la tienda y lo compras o decides hacer uno muy creativo, con palets y pintura?
Si tu respuesta fue la segunda opción, ¡eres más hábil en la cultura creadora de lo que crees! El movimiento se considera como una extensión de la filosofía “Hazlo tú mismo” o Do It Yourself. La idea es que cualquiera sea capaz de arreglar, modificar y construir sus propios objetos.
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Esta cultura ha conmovido al mundo durante décadas y, como una de sus brillantes consecuencias, está la creación de los ordenadores domésticos. Para que os hagáis una idea, Steve Jobs y Steve Wozniak presentaron por primera vez la Apple I en Homebrew Computer, o sea, el Homemade Computers Club. ¿Recuerdas cómo empezó todo en un garaje? ¡Así es!
La cultura maker, en el fondo, trajo una nueva forma de ser inventor. Apropiarse de herramientas modernas como impresoras 3D, placa Arduino, cortadoras láser y la robótica, hizo posible que la gente común, como tú y yo, también nos convirtiéramos en creadores de máquinas genio.
Una de las bases del movimiento maker es compartir tecnología e información. Gracias a internet se difunden ampliamente videos y manuales de experiencia, popularizando la cultura. En Brasil, algunos eventos muy conocidos promueven el encuentro de inventores de varios rincones del país.
Es el caso de Campus Party, Arduino Day y Flisol. Ya se realizó en Río de Janeiro una edición itinerante de Maker Faire, el evento maker más grande del mundo con origen en China. Además, dos grandes portales difunden aquí contenidos educativos, de forma colaborativa y gratuita. Ellos son Fazedores y FilipeFlop.
El intercambio de conocimiento entre makers no solo ocurre en los grandes eventos. A menudo se reúnen en espacios colaborativos que reúnen a investigadores y entusiastas. Estos lugares están equipados con máquinas y equipos electrónicos y digitales que permiten la creación de prototipos de una forma mucho más económica.
Obviamente, tanta invención necesita estar asociada con el conocimiento. Por eso, los laboratorios están siendo instalados en escuelas de todo Brasil. Algo que valora la experimentación hace que el aprendizaje sea mucho más significativo, además de desarrollar habilidades muy importantes, como la creatividad, la autonomía y la empatía.
La cultura maker ha provocado que muchos entornos educativos sustituyan parte de las clases teóricas por productos experimentales desarrollados en laboratorios. Así, promueven la interdisciplinariedad, haciendo comprender al alumno todo lo que implica un proceso de creación. Se llama educación práctica.
De hecho, muchos educadores ven en la cultura maker una forma de solucionar los graves problemas a los que se enfrenta la Educación. Entre ellos, la falta de motivación, uso de técnicas anticuadas, además de la falta de relación entre lo aprendido en teoría y el mundo real. Por ello, es más que urgente quitar el estigma de que el aula es un ambiente monótono.
La gran ventaja de la cultura maker es tener estrategias que se pueden utilizar desde la educación primaria hasta la superior. Especialmente con los niños, es posible crear un ambiente colaborativo en el que uno ayuda al otro en el proceso de aprendizaje. Pero, las ventajas van más allá y alcanzan la preparación del estudiante para el mercado laboral.
Habilidades como el emprendimiento, el liderazgo y el trabajo en equipo son cada vez más demandadas por las empresas, ¿verdad? ¿Quieres una actividad que los ejercite más que construir un robot? ¿O, menos aún, que armar esa genial maqueta para la Feria de Ciencias? ¡Ahí, otro ejemplo del beneficio de la cultura maker!
La tecnología nos trae una amplia gama de recursos, como software, kits de robótica y dibujos en 3D. ¡Sin embargo, sabemos que la realidad de la gran mayoría de las escuelas en Brasil no es así! Esto no impide que la cultura maker se inserte en el ámbito educativo. ¡Una sola computadora puede hacer una gran diferencia!
¡Y la cultura maker no se dirige solo a las creaciones tecnológicas! Como en el ejemplo anterior, un estante simple con cajas Ceasa sobrantes es una forma de "hacerlo usted mismo". ¿Más ejemplos? Planta una huerta en la parte trasera de la escuela, pinta las paredes con grafitis o monta estructuras con madera y cartón.
¿Viste cómo la cultura maker, de hecho, ya se aplica en las escuelas? Lo cierto es que, con pocos recursos, es posible insertar al alumno en esta filosofía, brindándole un mayor grado de aprendizaje, ¡entre muchos otros beneficios! Después de todo, ¿quién dijo que el salón de clases tiene que ser aburrido e improductivo?