La astronomía explica que existe una relación precisa entre la Tierra y el Sol que determina la duración de un año. Después de todo, es este ciclo el que marca el paso del tiempo e influye directamente en las estaciones.
Pero, ¿sabías que nuestro calendario gregoriano necesita ajustes para mantenerse en línea con el año solar?
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Según los expertos, la Tierra tarda unos 365 días y unas pocas horas en dar la vuelta al Sol por completo. Esta duración se conoce como año tropical y se mide desde el equinoccio de marzo.
Sin embargo, el calendario tradicional tiene exactamente 365 días en un año. Si no hacemos nada, perderíamos casi seis horas al año, lo que resultaría en una desalineación significativa con el tiempo.
Para ajustar esto, está el año bisiesto, que tiene un día extra en el calendario para compensar este desequilibrio. ¡Aprende más sobre el tema!
Cada cuatro años tenemos el famoso 29 de febrero, que caracteriza y define el año bisiesto. Esta fecha extra se añade al calendario para compensar las horas perdidas y sincronizarlo con el año solar.
Puede parecer una cosa pequeña, pero perder ese día especial resultaría en una calendario inadaptados en la asombrosa cantidad de 24 días en solo un siglo.
Curiosamente, incluso con la adopción del calendario gregoriano, existe una discrepancia de 11 minutos y 14 segundos cada año. Tal diferencia fue contrarrestada por el antiguo calendario juliano, pero la precisión actual está garantizada con el calendario actual.
La historia comienza con el calendario juliano, que establecía la norma de añadir un día extra cada cuatro años. Sin embargo, esta regla no se aplicaba a los siglos divisibles por 400. Esto significa que, en ese momento, cualquier año divisible por cuatro se consideraba un año bisiesto.
Aunque este enfoque resultó en muchos años bisiestos, no se corrigió hasta mucho más tarde con la introducción del calendario gregoriano. La discrepancia de 11 minutos en el calendario juliano provocó una pérdida de hasta 10 días en el año 1582 d.C. w
Para resolver esto, el Papa Gregorio XIII creó el calendario gregoriano, con un salto de 10 días en octubre de ese año. Además, se estableció el 29 de febrero como día oficial a incluir en los años bisiestos.
Fue en ese momento cuando apareció el término “año bisiesto” y se establecieron las reglas para su correcta inserción, poniendo fin a los desfases temporales.
Los años bisiestos ocurren cada cuatro años, con la excepción de los años que son múltiplos de 100, ya que no son divisibles por 400. Se añaden los periodos anuales con un día extra, el famoso 29 de febrero, para ajustar el calendario solar al calendario civil.
Durante estos descansos, tenemos la oportunidad de disfrutar de un día adicional, rompiendo el rutina y proporcionando un poco más de tiempo para celebrar, reflexionar y planificar para el futuro.
Así que los futuros años bisiestos son:
En otras palabras, ¡debemos prepararnos porque el próximo año tendremos un día más!