Durante la escuela secundaria o incluso después de eso, surgen algunas preguntas: ¿Qué curso tiene más que ver con mi perfil? ¿Cuál es la mejor universidad? ¿Cómo me preparo para llegar a la vacante que quiero? Todo esto es muy normal, ya que hay varias opciones que ofrecen diferentes instituciones, tanto públicas como privadas.
Incluso después de que finalmente te hayas decidido y hayas logrado aprobar el examen de ingreso, es común que sucedan algunos imprevistos. Esto se debe a que el estudiante solo tendrá un mayor contacto con las especificidades de la profesión al iniciar el curso.
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Durante este primer contacto, es posible que se le caiga el centavo y el estudiante descubra que no es exactamente lo que le gustaría hacer y es entonces cuando decide cambiar de carrera.
Ante esta situación, que muchas veces asusta a las personas que dieron fuerzas para que fuera posible lograr esa vacante, como maestros, familiares y amigos, llega a esa pulga detrás de la oreja: Y ahora, ¿qué debo hacer? ¿hacer? En ese caso, trate de mantener la calma, ya que cambiar de carrera o de universidad es, con mucho, el fin del mundo.
Antes de tomar la decisión e ir a por otra de golpe, es importante que lo pienses bien y con calma, ya que es posible que simplemente estés pasando por un mal momento. Para ayudarlo a mantener la coherencia en su elección, le daremos algunos consejos valiosos.
Como se mencionó anteriormente, es importante que reflexione sobre qué lo llevó a cambiar de opinión, es decir, qué es lo que le está dando ganas de cambiar de rumbo. Puede ser que el problema no esté directamente en la zona elegida. Tal vez otro plan de estudios, ofrecido por otra universidad, llame tu atención y despierte tu interés nuevamente.
Entonces, antes de cambiar, trata de investigar títulos de otras instituciones, haz comparaciones entre ellos, habla con otras personas que estén tomando el mismo curso que tú. Quizás solicitar una transferencia de campus pueda resolver esta situación.
Si has investigado sobre los planes de estudio de otras universidades, no te has identificado y llegado a la conclusión oficial de que no elegiste el curso correcto, cálmate, no entres en pánico. Procura ser puntual, práctico y analizar con frialdad la situación a la que te enfrentas.
Piensa: si este no es el camino correcto, ¿cuál sería? ¿Qué te gustaría hacer en el mercado laboral? ¿Con quién podría hablar de esto? Ahora es el momento de evaluar con precisión tus gustos, pensar en las materias que te gustaría aprender o las clases a las que te gustaría asistir.
Bien, finalmente has decidido dejar el curso y pasar a otro, pero ¿y ahora qué hacer para evitar que esta situación vuelva a ocurrir? Antes de cambiar de universidad, es fundamental que planifiques para que esta transición sea fluida y productiva desde el principio.
Planifique a qué instituciones le gustaría postularse, verifique si la tarifa mensual se ajusta a su presupuesto, calcula la distancia de la universidad a tu casa o trabajo y, principalmente, revisa la grilla en detalle plan de estudios. A través de estas encuestas, las posibilidades de error ciertamente disminuirán y te sentirás más satisfecho con tu nueva decisión.
Muchas veces las personas deciden cambiar de rumbo, pero no saben nada del mercado laboral al que se enfrenta la nueva profesión. Es importante analizar las fortalezas y debilidades de la carrera prevista, para que seas consciente de que tus características están realmente entrelazadas con lo que quieres.