Contemplado con un incremento de más del 100% en el número de matrículas en el cuatrienio (2018-2022), según el Censo Escolar de Educación Básica, elaborado por el Instituto Nacional de Estudios e Investigaciones Educativas Anísio Teixeira (Inep), el año pasado, la educación especial aún carece de medidas que la consoliden en el país.
Tal avance, si bien atestigua la existencia de una fuerte demanda por este tipo de aprendizaje diferenciado y demuestra la importancia del debate en torno a la inclusión en las escuelas (como establece la ley nº 13.005, del Plan Nacional de Educación, PNE) exige una formación integral, libre de prejuicios, que reconozca las diferencias entre las personas y reafirme el valor de cada una individual.
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Otro dato relevante del censo es que el 90% del contingente de alumnos especiales (discapacidad, espectro autista o altas capacidades) estarían inscritos en la red de educación tradicional, y no en clases exclusivo.
Para los especialistas en la materia, un paso fundamental en esa dirección sería la creación de redes de apoyo a los educadores, partiendo del supuesto de que la La responsabilidad por el aprendizaje de los estudiantes con discapacidad es de todos los involucrados en el proceso (además de la familia, profesionales de la salud), y no sólo de educadores
En este contexto, correspondería a la escuela dotar a los docentes de una formación constante y continua, premisas que los docentes capaz de hacer frente a esta clase especial, a través de adaptaciones y disponibilidad de equipos esenciales para la aprendiendo. En la práctica, sin embargo, la mayoría de los cursos de pregrado no preparan a estos educadores para lidiar con las diferencias y particularidades de cada estudiante. Actualmente, el número de profesores especializados en el idioma en Libras o Braille, por ejemplo, es muy inferior al necesario.
Para llenar este vacío, la sugerencia es el uso de la Base Curricular Común Nacional (BNCC) por las escuelas, con miras a consolidar la formación de pedagogos, que debe extenderse a toda la educación básico. Por no ser una medida fija e inmutable, es necesario flexibilizar este currículo, para permitir su actualización. de este aprendizaje especial, que incluye la dotación de material y mobiliario específico, así como la adquisición de ordenadores y programas
Lejos de quedar aislada en esta singular tarea, la escuela puede contar con la Asistencia Educativa Especializada (AEE) y el apoyo del respectivo gobierno estatal, que permitan definir, desde la estructura (léase: funcionalidad) del edificio, la introducción de métodos didácticos adecuados, hasta salas y ambientes inclusivos y con accesibilidad, sin olvidar la adecuación de diversas instalaciones, como baños, con la adaptación de lavabos e inodoros aptos para personas con necesidades especiales especiales
Dentro de las aulas, existe la necesidad de 'repensar' los 'enfoques de enseñanza', a través de metodologías activas, a través de las cuales el alumno se convierte en el centro de su proceso de enseñanza y aprendiendo. Aquí, el objetivo principal es asegurar una educación más empática, colaborativa y solidaria, que promueva la autonomía y la confianza por parte del alumno.