En el vasto desierto de Namibia y el sur de Angola, un planta único y deslumbrante pasa completamente desapercibido, camuflado entre las dunas.
La welwitschia (Welwitschia mirabilis), aún con su apariencia cadavérica, es un verdadero fenómeno de la naturaleza, desafiando el tiempo y las condiciones más adversas.
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Imagine un pequeño tallo de madera grueso, que parece un árbol enano, que mide solo una mano o dos de altura. Sorprendentemente, este tronco se divide en dos partes y en cada lado crece una sola hoja.
Sí, esta planta milenaria tiene solo dos hojas a lo largo de su existencia. Estas hojas, secas y duras, parecen trozos de cuero verdoso, lo que las hace poco atractivas para el ojo desprevenido.
Esta peculiar apariencia es el resultado de una larga evolución que permitió que algunos welwitschia llegaran a una impresionante antigüedad de mil años, y los investigadores se aventuran a creer que algunos pueden vivir hasta dos milenios
Ha estado en la Tierra desde el período Jurásico y los botánicos creen que posibles especies similares habrían desaparecido en los últimos 150 millones de años.
Charles Darwin se refirió a él como el "ornitorrinco del reino vegetal", refiriéndose al mamífero semiacuático que pone huevos, otro candidato a rareza natural.
La excentricidad de Welwitschia no se detiene ahí. ¡Sus hojas pueden alcanzar la increíble longitud de cuatro metros! Tal dimensión horizontal ininterrumpida sólo encuentra límites debido a la aridez y los vientos despiadados del desierto.
(Imagen: Divulgación)
Tal vez sea la visión de estos hojas ese tramo que le ha valido el curioso apodo de “pulpo del desierto”, sugiriendo la idea de tentáculos revoloteando.
Sin embargo, esto es una ilusión, ya que, a pesar de esta apariencia aparente, las hojas originales siguen siendo solo dos.
La supervivencia de la welwítschia en un entorno tan inhóspito se debe al ingenioso mecanismo que adopta, compartido con otras plantas suculentas.
A diferencia de la mayoría, este vegetal no busca agua en el suelo a través de sus raíces. Sus raíces son profundas, pero su propósito es evitar que los vientos desplacen la planta de su lugar. El agua se captura de la humedad atmosférica, revelando una adaptación impresionante.
Ante una welwítschia, la primera impresión es que sus bandas y bandas deshilachadas se multiplican, asemejándose a los tentáculos de un pulpo.
Sin embargo, una vez más, este es un ilusión visual, porque, en medio de esta abundante apariencia, sus dos y únicas hojas originales permanecen inalteradas.
La notable planta tiene una historia tan antigua como la Tierra misma. Fue testigo de la era Jurásica y ha permanecido intacto durante millones de años, desafiando cambios drásticos en el clima y el medio ambiente.
Los botánicos especulan que otras posibles plantas similares pueden haber desaparecido en los últimos 150 millones de años, pero la welwítschia persiste, firme y majestuosa.
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