Apenas un día después del polémico y controvertido anuncio del gobernador de São Paulo, Tarcísio Freitas -quien determinó el uso exclusivo de libros digitales como material didáctico de la red pública de enseñanza del Estado de São Paulo – el Secretario de Estado de Educación, Renato Feder, salió en defensa de la medida impuesta por la jefe.
“La escuela podrá imprimir el libro digital para quien lo necesite”, reaccionó, en tono burlón, el secretario que 'justificó' la medida unilateral, adelantándose que el gobierno bandeirante pretende distribuir, aún en este segundo semestre (2S23), 20 mil celulares a estudiantes, dispositivos incautados por la Receita Federal, para ser donados con esta meta.
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La 'providencia' sería una respuesta al aluvión de críticas disparadas por educadores y miembros de la sociedad civil, a partir de la evidente falta de acceso digital de la mayor parte de la población de la mayor metrópoli Brasileño. Ante esta pregunta, el secretario recuerda que “hay 800.000 ordenadores en la red, lo que supone una computadora por cada cuatro estudiantes, que es una tasa alta incluso considerando los países de primera clase Mundo. No habrá necesidad de comprar más computadoras”, concluyó.
En cuanto a la absoluta priorización del libro digital como recurso didáctico por parte del ocupante del Palácio dos Bandeirantes, Feder argumentó que “la estandarización de los libros de texto y su control por parte de los gobierno son esenciales para mejorar los aprendizajes”, ya que, en su evaluación, estos “facilitarían la formación de los profesores y la aplicación de la Prova Paulista, bimensual, digital e igual para todas las clases. escuelas".
Al negar la intención del mandato de Freitas de ejercer un control ideológico sobre la educación local, el secretario aprovechó para lanzar puyas contra la calidad de los libros de texto del PNLD. “La secretaría evaluó que perdieron contenido, profundidad, son superficiales”, disparó.
Al ser entrevistado por Folha de S. Paulo, Feder sostuvo que “nuestro principal objetivo es aumentar el aprendizaje y lo esencial es la calidad de la clase, para que sea atractivo, para que el profesor se sienta seguro enseñando ese contenido... no solo escribiéndolo en la pizarra o hablando, sin que el alumno preste atención atención".
Bajo el pretexto de que “la profesora perdía mucho tiempo escribiendo en la pizarra”, la secretaria entiende que “ahora, en un clic, todo el contenido estará en la pizarra digital o en el televisor del salón. aula".
Sin dar más explicaciones sobre la extensión de las funcionalidades digitales a toda la red educativa estatal -muchas de ellas sin ningún Acceso a internet - la autoridad educativa recordó que el material está a disposición de los docentes desde marzo y que el material referente a la tercer bimestre ya se habría distribuido en junio, lo que tendría la 'ventaja' de ser editable y sujeto a remoción, inclusión o modificación de diapositivas
Recurriendo a la imagen del trípode para tratar de explicar su 'idea' de docencia, el secretario enumeró como primera pata el material didáctico, es decir, el material digital. El segundo sería la formación del profesor que domina este material (digital, por supuesto) y el tercero es la prueba, que debe ser acorde con el material (¡digital, pues!). “En São Paulo, estamos construyendo este trípode”, dijo.
A pesar del silencio de Feder, cuando se le preguntó si hubo una motivación política en la decisión del estado de no participar en el PNLD (Programa Nacional do Libro Didáctico) – que compra libros para las escuelas con fondos del Fondo Nacional de Fomento de la Educación (FNDE), del MEC – la pérdida alcanzaría R$ 120 millones, correspondientes a 10 millones de libros de texto, según estimación de la Asociación Brasileña de Libros y Contenidos Educativos (Abre el libro). La cuenta sube a R$ 200 millones, si se suma la educación secundaria.