¿Alguna vez has tenido la sensación de que hay alguien en la misma habitación que tú, incluso cuando estás solo? Este sentimiento se llama “presencias invisibles” y muchas personas han informado haber tenido una experiencia similar.
En el libro “Sur” (1919), el explorador Sir Ernest Shackleton comentó que, durante su expedición por Antártida, tuvo la sensación de que un cuarto hombre acompañaba al grupo de sólo tres personas.
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“Durante esa larga y tortuosa marcha de treinta y seis horas sobre las montañas y glaciares sin nombre de Georgia del Sur, a menudo me parecía que éramos cuatro, no tres”.
Para él, el nuevo integrante completó el camino final con el equipo, y su experiencia fue reconocida por otras personas que ya habían vivido situaciones similares.
Estas experiencias con una presencia invisible también se conocen en psicología como “factor del tercer hombre” o “sensación de presencia”.
En la mayoría de los casos, el fenómeno hace que alguien “esté” en el mismo espacio que tú, incluso si tus sentidos no han captado completamente esta presencia.
(Imagen: reproducción/internet)
Debido a estas curiosas experiencias, Ben Alderson-Day, profesor de psicología de la Universidad de Durham, en el Reino Unido, estudió el fenómeno y publicó un libro titulado “Presence: The Strange Science and Historias verdaderas del otro invisible” (“Presencia: la ciencia extraña y las historias verdaderas del otro invisible”, en la traducción literal de BBC).
El principal hallazgo de la investigación fue que esta situación no sólo les ocurre a personas en situaciones extremas.
Le puede pasar a cualquiera, pero algunos colectivos tienen un mayor número de denuncias, como las personas en duelo o quienes sufren parálisis del sueño. Asimismo, el 25% de las personas con Parkinson experimentan la situación.
Para Alderson-Day, este fenómeno es complejo, ya que “es demasiado vago para ser una alucinación, pero demasiado tangible para ser una ilusión”.
En el caso de las personas que realizan expediciones a lugares insólitos, el profesor señala que la experiencia puede ser influenciado por la falta de oxígeno en el cerebro, o puede ser un truco de la mente para mantener el estado de alerta Supervivencia en marcha.
Por ejemplo, el explorador Luke Robertson dice que tuvo una experiencia curiosa e inexplicable cuando decidió emprender una expedición al Polo Sur solo.
Después de dos semanas de caminar por la ruta de 40 días, comenzó a reconocer claramente lugares familiares, como la granja de su familia en Escocia.
Asimismo, escuchaba una y otra vez en su cabeza la música de la película animada Los Picapiedra, incluso con solo los ruidos del viento y el caminar sobre el hielo. El viaje continuó siendo extraño, pues escuchó voces gritando su nombre o hablándole, animándolo a seguir la ruta.
Robertson cree que el cerebro fue el responsable de estos inexplicables hechos. Para él, su cuerpo estaba creando un mecanismo para completar el viaje solitario.
Para Alderson-Day, el cerebro también juega un papel importante en el proceso, sin embargo, la experiencia es provocada por una combinación de aspectos físicos y psicológicos. Por tanto, aún son necesarios más estudios sobre el cuerpo y la mente para poder comprender esta intensa y común experiencia.