Hace 35 años, Brasil casi fue testigo de su propio 11 de septiembre, cuando un avión comercial de la extinta aerolínea Vasp fue secuestrado con la intención de atacar el Palacio do Planalto y asesinar al entonces presidente de la República, José Sarney.
El episodio que pudo haber sido una tragedia nacional se evitó gracias a la acción heroica y audaz de un comandante. Este año, esta increíble historia quedará inmortalizada en la pantalla grande con el estreno de una película.
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El 29 de septiembre de 1988, un hombre llamado Raimundo Nonato Alves, impulsado por una revuelta contra el gobierno, decidió transformar un vuelo de Vasp en un pesadilla.
Secuestró el vuelo 375, comandado por Fernando Murilo de Lima e Silva, con el objetivo de estrellarlo contra el Palacio do Planalto y asesinar al presidente José Sarney.
Raimundo, entonces desempleado, culpó al jefe del Ejecutivo de sus problemas. Armado con un revólver calibre 32, el hombre invadió la cabina después de dispararle a una azafata.
En aquella época, la cabina no estaba blindada como lo está hoy. Sin embargo, el comandante Fernando logró activar el código de “secuestro” en el panel, alertando a las autoridades sobre la situación.
Mientras se desarrollaba el secuestro, el Fuerza Aérea Brasileña (FAB) movilizó inmediatamente aeronaves para acompañar el vuelo. El presidente Sarney canceló toda su agenda del día y los medios de comunicación estaban en alerta.
El piloto Fernando Murilo de Lima e Silva, bajo constante amenaza del secuestrador, logró convencerlo de cambiar la ruta del avión, evitando que fueran derribados. El avión finalmente aterrizó en Goiânia, después de varios cambios de ruta decididos por el secuestrador.
Sin embargo, la situación estaba lejos de resolverse. Ante la falta de combustible y las crecientes amenazas, Fernando Murilo de Lima e Silva tomó una decisión valiente y audaz.
Realizó maniobras típicas de los combatientes militares, incluido un tonneau (giro completo alrededor del eje del avión) y un tornillo (trayectoria vertical descendente en espiral), algo inédito en un Boeing 737-317.
Estas maniobras desequilibraron al secuestrador y, como el avión se encontraba cerca del aeropuerto de Goiânia, el piloto logró realizar un aterrizaje milagroso.
Luego de más de tres horas de tensión, Raimundo resultó herido y detenido, pero sobrevivió. El comandante Fernando Murilo de Lima e Silva recibió medallas al mérito por su valentía, aunque informó que nunca recibió un agradecimiento del presidente Sarney.
Este episodio casi trágico de la aviación brasileña ocurrió años antes de los hechos del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Según los expertos, si los profesionales de la aviación estadounidenses hubieran prestado más atención a lo ocurrido en Brasil, los acontecimientos en Estados Unidos podrían haberse evitado. Porque dieron lugar a cambios significativos en la seguridad aerolínea mundial.
La increíble historia de este secuestro llegará al cine con el estreno de la película “El secuestro del vuelo 375” en diciembre de este año.
Dirigida por Marcus Baldini, la película narra los acontecimientos fielmente a la realidad, pero con la intensidad dramática necesaria para enganchar al público. Mira el tráiler a continuación:
Esta extraordinaria historia, llena de coraje y giros inesperados, es un recordatorio de cómo un acto de valentía puede cambiar el curso de la historia.
La película promete ofrecer a los espectadores una experiencia impresionante y rinde homenaje a quienes enfrentaron el terror en los cielos de Brasil hace 35 años.