Las 24 horas del día van seguidas de una secuencia de órdenes corporales que dictan los horarios adecuados para comer, dormir y despertarse. Durante este ciclo, las personas aún realizan otras tareas y siguen un patrón que puede afectar su salud, cuando el reloj biológico no funciona a la perfección.
Llamado ritmo circadiano o ciclo circadiano, este patrón del cuerpo humano es lo que determina las tareas mentales, físicas y conductuales durante el día.
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Además, se produce una secuencia de estímulos en sincronización con la luz solar para que tu cuerpo entienda los momentos de mayor y menor actividad, determinando también los momentos de relajación que inducen a la dormir.
Cuando una persona se sale de su ritmo circadiano, siente la diferencia al día siguiente, por ejemplo, un mala noche de sueño, altos niveles de estrés o una mala comida. Estos cambios tendrán mayor o menor impacto dependiendo de la frecuencia con la que se produzcan en la rutina del ciclo circadiano.
(Imagen: Freepik/Reproducción)
Según la publicación The Conversation, publicada por la BBC, el ritmo de vida de las personas en Occidente y los hábitos de la vida moderna están alterando aún más lo que debería ser un ciclo natural de cuerpo humano.
Las personas son más sedentarias y tienen menos horas de contacto con la luz solar. En parte, esto se debe al aumento en el número de horas que pasan frente a las computadoras.
Asimismo, la luz que emite la exposición a las pantallas también perjudica el sueño, provocando que las personas duerman menos horas.
Todos estos cambios repercutirán en el funcionamiento del organismo, perjudicando el digestión y metabolismo, refuerza la publicación.
En consecuencia, la salud intestinal se ve impactada, ya que la digestión se realiza durante el día y cualquier comida fuera del horario ideal hace que el organismo se reorganice para poder digerir los alimentos. alimentos.
Asimismo, el sueño puede verse influenciado por el funcionamiento desorganizado de la microbiota intestinal, los neurotransmisores y las bacterias que favorecen el ciclo sueño-vigilia. Un ejemplo es la serotonina, que está relacionada con el sueño y es aportada por algunas bacterias, como la Estreptococo.
Por tanto, estos cambios pueden provocar una inversión de la diversidad microbiana, afectando la sensibilidad y tolerancia del cuerpo humano a diversos factores metabólicos.
Finalmente, el cambio en el ciclo circadiano afecta a grupos bacterianos, produciendo más bacterias dañinas que afectan el dormir y salud en general.
En resumen, se establece que comer tarde y dormir poco afecta considerablemente el ciclo circadiano, manteniendo hábitos nocivos que afectarán al bienestar y la salud a largo plazo.