En los ajetreados días de hoy, encontrar momentos de paz y tranquilidad se vuelve cada vez más esencial. ¿Y qué puede ser más reconfortante que saber que el diseño de tu hogar está alineado para brindar esa relajación?
La neuroarquitectura, una intersección fascinante entre la neurociencia y el diseño de interiores, nos ofrece perspectivas y técnicas para crear entornos que hablen positivamente a nuestro cerebro.
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En este texto, exploraremos siete estrategias prácticas desde este enfoque para haz de tu hogar un oasis de calma que te mereces. ¡Míralo a continuación!
El secreto puede estar en la iluminación. El cuerpo humano responde positivamente a la luz natural. Por eso, para un ambiente más relajante, prioriza grandes ventanales y cortinas que dejen entrar el sol.
Los espejos colocados estratégicamente también pueden reflejar la luz del sol e iluminar los espacios más oscuros.
Nuestros cerebros perciben los colores de formas sorprendentes. Los tonos cálidos, como el naranja y el rojo, pueden energizar, mientras que los tonos más fríos, como el azul y el verde, promueven la serenidad.
Considere esto al elegir la paleta de colores para su espacio. Un azul suave en las paredes o un verde pastel en el dormitorio, por ejemplo, pueden ser invitaciones irresistibles a la relajación.
El simple hecho de observar la naturaleza tiene un efecto calmante en nuestro cerebro. Incorporar plantas en tu hogar, ya sea en macetas, jardines verticales o incluso un pequeño huerto de hierbas en la cocina.
Además, los sonidos de la naturaleza, como el murmullo del agua, se pueden introducir con fuentes decorativas.
(Imagen: divulgación)
Evite entornos congestionados. Una distribución armoniosa de los muebles permite que la mirada y el movimiento fluyan fácilmente. Piensa en muebles de líneas sencillas y no dudes en desprenderte de aquello que ya no necesitas. Un ambiente espacioso y bien organizado es una invitación a la calma.
Nuestro tacto también influye en cómo nos sentimos. Los materiales naturales, como la madera y la piedra, suelen transmitir paz.
Además, los tejidos suaves y acogedores, como el terciopelo y el algodón, pueden proporcionar una sensación de confort. Piense en almohadas suaves, mantas peludas y alfombras como sus aliados para el bienestar.
En un mundo ruidoso, el silencio es precioso. Invertir en aislamiento acústico puede ser una gran idea.
Si esto no es posible, considere fuentes de sonido que enmascaren ruidos no deseados, como el leve sonido del agua o incluso música de fondo relajante.
Tu hogar debe reflejar quién eres. Personaliza, trae objetos y decoraciones que tengan significado para ti. Fotos, arte, recuerdos de viajes, todo ello ayuda a que te sientas como en casa.
Al aplicar estas estrategias, harás que la neuroarquitectura funcione para ti, ayudando a crear un entorno donde la relajación no sólo es deseada, sino encontrada. Transforma tu espacio y disfruta de la serenidad que puede generar.