Combatir la humedad en casa es fundamental para mantener un ambiente saludable y acogedor. Los signos de humedad son una invitación a problemas que van desde molestias olfativas hasta problemas de salud, sin olvidarnos de daños en nuestros muebles y estructuras.
La humedad no es un ingrediente que queramos en nuestra receta de hogar dulce hogar. Puede resultar invasivo, comprometiendo la estructura de la casa y nuestra salud. Afortunadamente, con los cuidados adecuados y algunas medidas prácticas, podemos mitigar los efectos indeseables de la humedad.
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Cuando lo veas formando diseños no deseados en las paredes, es hora de actuar. Una esponja vegetal, agua y jabón pueden ser tus mejores amigos en esta misión, eliminando el moho antes de que se propague.
Además, para los mohos más resistentes, el eliminador de babas puede resultar eficaz, pero cuidado: puede desteñir la pintura, como lo hace la lejía con la tela.
No es sólo en la cocina donde bicarbonato de sodio destaca, sino también para combatir la humedad. Es decir, es como la levadura de una masa, que discretamente hace su trabajo y transforma el resultado.
Colócalo en un recipiente pequeño y distribúyelos por la casa, en lugares estratégicos donde no haya mucho tránsito, como debajo de los armarios o de las camas. Si notas que el bicarbonato se ha formado grumos, como cuando la sal absorbe humedad, es señal de que ha hecho su trabajo y es momento de ser reemplazado.
Necesitamos dejar espacio para los muebles durante las estaciones húmedas. Por eso, mantenerlos al menos a cinco centímetros de las paredes permite que el aire circule, evitando que la humedad les afecte.
De esta forma, si hay humedad en las paredes, tus muebles no sufrirán las consecuencias, quedando protegidos y conservados.