Al ingresar al mundo de la jardinería, nos enfrentamos a desafíos que van desde prevenir enfermedades para controlar plagas no deseadas, incluido el equilibrio del pH del suelo. Entre las soluciones más sorprendentes y accesibles que tenemos para las plantas está el uso de bicarbonato de sodio.
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Este compuesto, tan común en nuestras cocinas, esconde cualidades que van mucho más allá de sus aplicaciones culinarias. Es decir, al igual que en la cocina, el bicarbonato resulta ser una herramienta armonizadora, ofreciendo un método sencillo y ecológico para el mantenimiento de las plantas.
Uno de los mayores desafíos en el cultivo de plantas es el manejo de las enfermedades fúngicas. El bicarbonato de sodio es un héroe en este sentido, gracias a su
capacidad creando condiciones adversas para el desarrollo de hongos.El secreto reside en su carácter alcalino, que aplicado a las plantas en una solución diluida (una cucharadita por litro de agua), eleva el pH de la superficie de las hojas. Esto hace que el ambiente sea inhóspito para los invasores, protegiendo las plantas y evitando tener que recurrir a fungicidas químicos.
No sólo contra los hongos el bicarbonato de sodio muestra su eficacia. Es decir, en la lucha contra plagas como pulgones, cochinillas, moscas y larvas diversas, también puede resultar de gran utilidad. Una solución que mezcla bicarbonato de sodio, aceite vegetal y un poco de jabón suave puede actuar como repelente natural. Después de todo, crea una barrera física y química contra estos pequeños invasores.
La aplicación de esta mezcla debe realizarse con precaución, evitando exageraciones que puedan dañar la planta. Sin embargo, en la medida adecuada, se convierte en una excelente opción para mantener tu jardín libre de plagas sin dañar el medio ambiente.
Finalmente, la cuestión del pH del suelo es fundamental para la salud de las plantas. Algunos ejemplares, especialmente aquellos que florecen con colores vibrantes, prefieren suelos ligeramente alcalinos. Por tanto, si la tierra de tu jardín es demasiado ácida, puedes utilizar bicarbonato de sodio para ajustar el pH, elevándolo de forma suave y controlada.
Al hacer esto, no sólo estarás favoreciendo la plantas que prefieren estas condiciones, pero también evitando la excesiva disponibilidad de metales pesados que pueden resultar tóxicos para las plantas.
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