El trastorno narcisista de la personalidad (TNP) es una condición de salud mental caracterizado por una falta de empatía, un sentido de grandiosidad y una constante necesidad de elogios o reconocimiento. Trabajar bajo un jefe narcisista puede causar estrés crónico, por lo que es importante que reconozcamos el comportamiento.
Un jefe narcisista puede exigir elogios excesivos, parecer volátil e incluso ignorar deliberadamente tus logros en el trabajo para que no tengas la oportunidad de "brillar" en la empresa.
vea mas
Estos son los 4 signos del zodiaco que más aman la soledad, según…
Hay algunas razas de perros consideradas perfectas para las personas…
La clave para lidiar con un jefe narcisista es mantener tu propia perspectiva sobre tu trabajo y tu autoestima, a pesar de las reacciones de tu superior. Mantener una visión positiva de ti mismo a pesar de sus constantes necesidades y demandas requiere mucho trabajo y perseverancia de tu parte.
Es importante, en primer lugar, tener cuidado. Las personas con trastorno de personalidad narcisista pueden aprender formas de manipular a los demás y alimentar su ego aparentemente interminable.
1. Hablan de sí mismos casi exclusivamente.
Son muy conscientes de la apariencia física, la riqueza, los talentos y los logros, por lo que esperan recibir toda su atención cuando hablan de estos atributos personales. Estos comentarios tienden a ser exagerados y no necesariamente son reflejos precisos de sus vidas.
2. Tienen fantasías de grandeza.
Los narcisistas tienden a crear fantasías elaboradas sobre el éxito, el poder, la brillantez, la belleza o la pareja perfecta. Debido a que crean estas ilusiones, sienten que deberían tener lo mejor de todo: casas, autos y ropa u otras cosas que afirmen su estatus.
Estos antojos son una forma para que los narcisistas alejen los sentimientos internos de vacío y vergüenza. De esa manera, se sienten especiales y en control. Al albergar esta fantasía, experimentan una inmensa frustración e ira cuando sus visiones no se logran en la práctica.
3. Exigen elogios constantes.
A pesar de que externamente suenan confiados, a menudo son muy vulnerables e inseguros. La autoestima es siempre muy frágil. Por la “fachada”, esperan ser reconocidos como superiores, aunque no haya nada que justifique el elogio. Los egos frágiles de los narcisistas son muy reactivos a las críticas. Cualquier comentario que resalte sus inseguridades o deficiencias puede generar un estallido de ira.
4. Muestran un sentido de derecho
Piensan que los demás deberían hacer favores especiales constantemente y responder a sus solicitudes de inmediato, todo sin dudarlo. Si no se les da ese trato, este grupo puede impacientarse o enfadarse. En el mejor de los casos, le darán a la gente el tratamiento silencioso pasivo-agresivo.
En la mente del narcisista, los demás están allí principalmente para satisfacer todas sus necesidades, por lo que está bien seguir abusando de ellos y haciendo caso omiso de sus deseos y anhelos.
5. Se aprovechan de los demás
Muchas personas se sienten naturalmente atraídas por los narcisistas, ya que pueden parecer personas atractivas, carismáticas y encantadoras. Es posible que no tengan problemas para que las personas los obedezcan hasta el punto de agotarlos física y emocionalmente.
Especialmente aquellos "debajo" de ellos en la jerarquía.
6. están celosos
Debido a la baja autoestima y la necesidad de parecer superiores a los demás, los narcisistas ven a las personas que tienen cosas de las que carecen, como elementos tangibles, estatus o admiración, como amenazas.
Tener metas o ambiciones en la vida es algo bueno, pero narcisistas hacen de sus sueños el centro de su mundo y esperan que otros intervengan, ayuden y luchen juntos para que ellos alcancen esas metas.
Muchos jefes pueden ser narcisistas, sí. Tienden a usar eventos en el lugar de trabajo para crear drama o iniciar temas que llamen la atención sobre ellos. Salen como mártires de cualquier historia, pero encuentran formas de obtener ese suministro narcisista esencial a través de otras personas. Describen su jornada laboral como una misión o una vocación superior, posicionándose lejos del logro basado en el mérito.