Todos los padres están preocupados por la bienestar y el carácter de sus hijos y, por lo tanto, siempre están dispuestos a enseñarles lo que creen que es correcto. Sin embargo, esto puede hacer que muchos cuidadores se vuelvan demasiado estrictos, y esto no siempre será positivo para la creación en su conjunto.
Por ello, aquí separamos algunos conductas parentales exigentes que te mostrará si estás a punto de cruzar la línea o ya la has cruzado.
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No todos los padres están dispuestos a asumir que pueden cometer errores y que, a veces, toman acciones incorrectas o tienen pensamientos incorrectos. Por tanto, los padres demasiado exigentes son aquellos que no tienen en cuenta la opinión o los pensamientos de sus hijos porque creen que siempre tienen la razón.
Sin embargo, esto puede ser un gran peligro, más aún si se considera que los niños y adolescentes también pueden tener razón en algunos aspectos. Por si acaso, es importante escucharlos y tratar de ponerse en su lugar.
Es normal que quieras lo mejor para tus hijos y estés comprometido con su desarrollo mental y personal. Por otro lado, muchos padres establecen metas poco realistas para sus hijos y, peor aún, ni siquiera reconocen sus intentos y esfuerzos por alcanzarlas.
Como resultado, estarán mucho más cansados y desanimados. Así que recuerda: comprende que tu hijo es humano, que puede fallar y que todo esfuerzo merece celebración.
Los padres que exigen demasiado a sus hijos suelen ser los que quieren decidir por ellos lo que se debe hacer en su rutina y en la vida en su conjunto. Pero hay que tener cuidado, sobre todo porque todo el mundo necesita tiempo para descansar, relajarse y divertirse. Por tanto, no tiene mucho sentido exigir a los niños que sólo estudien, lean o trabajen. De hecho, esta exigencia les puede llevar a serios problemas de autoexigencia e inseguridad con lo que hacen.
Por eso, insistimos una vez más en la necesidad de entender los límites de cada uno y no echar culpas cuando los niños quieren descansar.