Mantenerse enfocado todo el tiempo en el trabajo es un gran desafío. Suena el teléfono, entra un compañero de trabajo a la habitación, surgen conversaciones paralelas, aparece una nueva demanda, entre otros imprevistos. En medio de estas situaciones, toda la productividad se va al espacio junto con tu voluntad de ser eficiente.
Estos villanos de la productividad deben ser detectados en el ambiente laboral, para que sean eliminados poco a poco. Además de las que se han detectado, existen otras causas que pueden estar directamente relacionadas con tu falta de atención. Para ayudarlo a deshacerse de estas trampas y aumentar sus resultados, hemos enumerado algunos hábitos que debe evitar en su vida diaria. Los citaremos a continuación.
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1-estar desorganizado
Créeme, tu escritorio dice mucho de ti. Si tu espacio está constantemente abarrotado, con papeles y objetivos esparcidos por todos lados, es una señal de que no estás muy preocupado por tu desempeño. Este tipo de desorganización compromete tu agilidad a la hora de realizar tus tareas, por mucho que te esfuerces. cree que sabe dónde está cada objeto, ya que seguramente requerirá un poco de esfuerzo para localizarlo Además, puede dar a sus compañeros de trabajo la impresión de que no está debidamente calificado para desempeñar ciertas funciones y tendrá más dificultades para ser promovido. Por estas y otras razones, trate de organizarse, trate de reservar un día en su agenda para hacer algo de limpieza, sepárese todo el papeleo, tira lo que ya no necesites e intenta separar tus materiales de acuerdo a tu prioridades
2 – Extender asuntos en reuniones
Por lo general, las reuniones de trabajo son largas y consumen buena parte del día. Horas preciosas que podrían dedicarse a otros proyectos acaban siendo desperdiciadas o poco productivas. Para remediar este problema, se recomienda reducir el número de reuniones semanales, pero si esto no es posible, trate de hacerlas más cortas y dinámicas. Además, trate de reducir la cantidad de temas a tratar. Cada vez que surja un problema, busque solucionarlo de inmediato contactando a los colegas responsables, sin necesariamente esperar la hora de la reunión para discutir los temas. De esta manera, puede agilizar el proceso y evitar perder tiempo que debería dedicarse a otros asuntos.
3 – No saber administrar tu tiempo
Su tiempo es muy importante y marca la diferencia en sus ingresos. Muchas personas suelen dedicar buena parte de su día a desarrollar actividades que generan pocos resultados y esta es la razón principal por la que no alcanzan sus objetivos en el tiempo estimado. Incluso si algunas tareas son realmente importantes y exigen mucha atención, debe identificar si vale la pena dedicar horas y horas a realizarlas. Reflexiona sobre tus funciones y establece la prioridad de cada actividad que se debe realizar y trata de estipular el tiempo dedicado a cada una de ellas. A partir de este cambio de hábitos, sabrás qué priorizar en tu lista de tareas diarias y, en consecuencia, serás más organizado y productivo.
4 – Hacer varias tareas al mismo tiempo
Hacer muchas cosas al mismo tiempo hasta cierto punto puede considerarse proactividad, pero en exceso suele comprometer tu eficiencia en el desempeño de tus tareas diarias. Es cierto que en prácticamente todos los trabajos estamos sujetos a la acumulación de actividades durante el día y, en principio, la mejor forma de afrontar todo esto es haciendo muchas cosas a la vez. Las consecuencias de este hábito son la facilidad para distraerse, para perderse en medio de tantas exigencias y terminar sin completar ninguna de las tareas. La razón de esto es que el cerebro funciona mejor cuando se concentra en una sola actividad a la vez. tiempo, así podrás terminar más rápido lo que te propusieron y proceder con el otro Actividades.
5 –Planifica el día sin flexibilidad
Otro factor que puede entorpecer su productividad es la planificación exagerada, que generalmente se considera ejemplar. Como se mencionó anteriormente, es fundamental tener una agenda bien organizada, con una buena distribución de tu tiempo, para que puedas equilibrar tus tareas. Este resumen de tu día sí es recomendable, sin embargo, hacer este arreglo sin dejar espacio para reordenamientos o momentos de descanso puede abrir brechas para el estrés y la sobrecarga de trabajo. Además, es posible que no puedas completar todo lo que tenías programado para el día, lo que fomenta la frustración y la desmotivación en el trabajo.
6 – No saber decir “no”
Todos deberíamos conocer los límites de la buena voluntad. Puede ocurrir que algunas personas te pidan que hagas alguna actividad extra que perjudique tu la planificación del día, y tú, sin el coraje de decir que no puedes en ese momento, terminas aceptándolo, comprometiéndote tu rutina Aprende que a veces es necesario decir “no”. Trata de explicar las razones que te hicieron negar ciertas tareas a tus compañeros, ellos deben respetarte de la mejor manera.
7 – Deja las tareas prioritarias en un segundo plano
Las tareas consideradas más difíciles a menudo se dejan de lado, ya que exigen más tiempo o atención. Este tipo de hábito puede ser perjudicial para tus ingresos, ya que estas actividades pueden ser una prioridad en tu trabajo. Cuanto más evitas hacer tareas que sabes que tienes que hacer lo antes posible, menos ganas de hacerlas, dan lugar al nerviosismo y al estrés. Se sugiere que no intentes posponerlas y comiences a trabajar en las tareas que consideres más importantes.