El uso de las tecnologías en las instituciones educativas

El modelo educativo brasileño se basa en el modelo positivista de enseñanza. En la escuela positivista se reconoce la disciplina como una obligación fundamental de la educación. Esto lo podemos ver en la estructura misma del espacio “aula”: sillas en fila, el profesor al frente enseñando y toda la estructura jerárquica que conforma el aula.

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Sin embargo, con la pandemia, el modelo educativo, de manera obligatoria, básicamente migró al modelo Educación a Distancia (EaD) que, en cierto modo, rompió con el modelo positivista (en términos relativos).

De esta forma, con la vuelta de las clases presenciales, los alumnos vuelven a adaptarse a no depender de tecnologías para estudiar, a diferencia de lo que sucedía en las clases a distancia. En ese sentido, actualmente, el uso de tecnologías puede ser un diferencial en las escuelas.

Por ejemplo, el uso de una notebook agrega mucho en términos de velocidad de acceso y contenido, tanto para el docente como para el alumno. Además, está la practicidad de no tener que cargar con el peso de cuadernos y libros, además de que el estudiante puede visualizar el material didáctico en cualquier momento, actualizado mucho más rápido que el físicos

Evidentemente, si se usa correctamente, la tecnología puede proporcionar una experiencia de enseñanza más completa, con una dimensión inmersiva. Otro aspecto sumamente positivo es la gestión eficiente de los estudiantes, ya que la recopilación de datos sobre el desarrollo de los estudiantes permite intervenciones pedagógicas más coherentes.

De hecho, la implementación de estas tecnologías en las escuelas públicas brasileñas es todavía un sueño lejano, ya que hasta el momento no existen políticas públicas para este tema.

Geógrafo y pseudoescritor (o no), tengo 23 años, soy de Rio Grande do Sul, amante del séptimo arte y todo lo que implica comunicación.