En Estados Unidos, científicos de la Universidad de California (UCI) lograron desarrollar un nuevo tipo de material, inspirado en la piel del calamar. Una de sus características es la capacidad de aislar temperaturas mediante regulación térmica. Por lo tanto, se recomienda para la producción de envases para alimentos, bebidas, tazas y termos.
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La creación es un polímero metálico que imita a los cromatóforos, que son bolsas de pigmento, contenidas en la piel del calamar. Y estos compuestos son capaces de controlar el calor.
“Cuando un calamar quiere cambiar de color, usa sus músculos para expandir o contraer estos sacos. Esto altera la forma en que la luz interactúa con los pigmentos en ellos, cambiando la apariencia del calamar. Lo que hicimos fue una adaptación de este sistema natural”, explicó Alon Gorodetsky, profesor de ingeniería química y autor principal de la investigación.
Para desarrollar el material, los científicos tuvieron que depositar estructuras de cobre sobre un sustrato de lámina de aluminio flexible. Luego se recubrieron con un polímero especial, lo que resultó en una sustancia que puede cambiar como resultado del voltaje aplicado.
Entonces, cada vez que se estira el material, las estructuras de cobre se separan y se escapa más calor de un lado al otro. Sin embargo, cuando la sustancia se relaja, dichas estructuras se vuelven a unir, retrasando así la transferencia de calor, lo que permite un mayor control sobre la temperatura.
“Los cambios en el tamaño de los cromatóforos ayudan a los calamares a comunicarse y camuflar sus cuerpos para evitar a los depredadores. Al imitar este enfoque, pudimos crear una termorregulación ajustable, que puede conducir a una mejor eficiencia energética y proteger los dedos de las superficies calientes”.
Según los estudiosos, el nuevo material se puede utilizar para aislar contenedores, bolsas para el transporte de alimentos y embalajes térmicos. Además, otra ventaja es que el compuesto es muy maleable, pudiendo envolver vidrios, por ejemplo, y controlando la disipación de calor.
“Llevamos años trabajando con materiales inspirados en cefalópodos y sistemas adaptativos, pero anteriormente solo podíamos fabricarlos en áreas relativamente pequeñas. Ahora que podemos producir láminas cada vez más grandes, las aplicaciones de este nuevo material son increíbles”, concluye el profesor responsable del proyecto.