El pasado jueves 6, el presidente de Brasil, Luís Inácio Lula da Silva (PT), se pronunció sobre el embrollo de la implantación de la Nueva Escuela Secundaria. El día anterior, el Ministerio de Educación (MEC) decidió suspender el cambio por 60 días.
Según lo publicado por el sitio web G1, Lula dijo que la idea no es revocar el programa. “Hemos suspendido y vamos a discutir con todas las entidades que estén interesadas en discutir cómo mejorar la Educación Secundaria en este país”, dijo el mandatario.
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Sin embargo, aún según la publicación, en la práctica la suspensión no cambia la vida cotidiana de las escuelas. Esto significa que las instituciones educativas deben continuar siguiendo las pautas de la Nueva Escuela Secundaria.
Lula señaló, en desayuno con periodistas en el Palacio del Planalto, que el actual ministro de Educación, Camilo Santana, está cumpliendo con una decisión que viene del período de transición del gobierno. En su momento, entre noviembre y diciembre del año pasado, una comisión analizó todo el ámbito de la educación en Brasil.
Según el petista, la idea es llegar a un acuerdo. “Vamos a suspender [la implementación de la Nueva Secundaria] por un tiempo, hasta llegar a un acuerdo que deje a todos satisfechos”, subrayó.
El pasado martes 4 de abril, Santana había señalado que la Nueva Secundaria no pasó por una discusión amplia y que el gobierno anterior estaba “desaparecido” en el tema.
El nuevo modelo de enseñanza comenzó a airearse en 2017, con una propuesta del entonces presidente de la República, Michel Temer (MDB). Sin embargo, fue recién en el gobierno de Bolsonaro (PL), en 2021, que se publicó una ordenanza para el cambio.
De aprobarse, el nuevo modelo de enseñanza deberá aplicarse en todas las escuelas del país, tanto públicas como privadas. El proyecto prevé un aumento de la carga de trabajo, alcanzando las 3.000 horas de clase a lo largo del año. Escuela secundaria, siendo 2.400 horas en el modelo anterior.
Sin embargo, la mayor diferencia está en la oferta de contenidos. Todas las disciplinas se agruparían en áreas de conocimiento, al igual que en el Examen Nacional de Educación Secundaria (Enem): idiomas, matemáticas, ciencias naturales y ciencias humanas.
Además, los estudiantes serían libres de "configurar" su carga de trabajo como quisieran, enfocándose en lo que les gustaría seguir como carrera. Por ejemplo, un estudiante que quiere estudiar medicina en la universidad podría priorizar las clases de ciencias en la naturaleza y reducir los estudios en ciencias humanas.
Graduada en Comunicación Social en la Universidad Federal de Goiás. Apasionado por los medios digitales, la cultura pop, la tecnología, la política y el psicoanálisis.