¿Eres una de esas personas que no pasa un día sin café? Una buena taza de café es el mejor amigo de muchas personas, sobre todo cuando necesitamos energía. Esta bebida puede ayudarlo a mantenerse despierto durante largas horas o simplemente darle gases. Sin embargo, además de aportar energía y hacer más felices a las personas, el café también puede volverse adicto a la sustancia que contiene, la cafeína. Así que ten cuidado con tu consumo exagerado.
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Muchos estudios realizados con café afirman que 400 mg de cafeína (alrededor de cuatro tazas) es la cantidad ideal para adultos. Como tal, si consume más de esta cantidad por día, puede experimentar algunos efectos secundarios.
Si ha experimentado alguno de estos síntomas, puede ser considerado un adicto al café. Así, lo ideal es que haya una reducción en la ingesta de esta bebida.
Primero, es esencial asumir que no hay necesidad de que el café “funcione”. Muchos creen y suelen pensar que para madrugar o aguantar unas cuantas horas de trabajo, hace falta cafeína. Sin embargo, esta sustancia no afecta tanto al cerebro como se podría pensar.
Es común que nuestro cuerpo se adapte y desarrolle una base de rendimiento cuando se agrega café a la rutina y se consume todos los días. Por lo tanto, nos da la impresión de que no tenemos la misma capacidad de rendimiento cuando destetamos, pero eso es solo el cuerpo adaptándose a un organismo con menos café.
De esa forma, una vez que el cuerpo se adapta a una rutina con menos café, es posible mantener el mismo ritmo de trabajo y energía durante todo el día. Así, poco a poco, te darás cuenta de que no necesitas tomar mucho café para realizar las tareas cotidianas.