Antes del descubrimiento de que las aves pueden "ver" el campo magnético de la Tierra, Einstein discutió la posibilidad de que los animales tuvieran supersentidos en una carta perdida a un ingeniero en 1949. La carta fue encontrada y resultó ser profética en biología y física.
Aunque no se ha encontrado la pregunta original del ingeniero Glyn Davys que dio origen a esta correspondencia, la La respuesta de Einstein sugiere que Davys estaba interesado en la percepción animal y lo que podría enseñarnos sobre el mundo. físico.
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Ahora sabemos que Einstein tenía razón acerca de la capacidad de las aves para sentir el campo magnético de la Tierra. La evidencia sugiere que usan fotorreceptores especiales en sus ojos que son sensibles a los cambios. sutilezas en el campo magnético del planeta, permitiéndoles migrar miles de kilómetros sin perderse.
Las tortugas marinas, los perros y las abejas también tienen la capacidad de sentir los campos magnéticos de la Tierra, pero no necesariamente a través de sus ojos, como lo hacen las aves.
Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén dijeron que era impresionante que Einstein concibiera este posibilidad décadas antes de que la evidencia empírica mostrara que varios animales pueden percibir campos magnéticos para el navegación. La carta fue donada a la universidad en 2021.
En el momento en que se escribió la carta, las ciencias biológicas y físicas se fusionaban como nunca antes, y Einstein tenía algunas pistas para guiar su pensamiento. Recientemente se había descubierto la ecolocalización en los murciélagos y la tecnología de radar apenas comenzaba a utilizarse. Davys fue un investigador en esta área y es probable que se interesara por otros sentidos animales extraños, como los de las abejas.
Einstein y Davys compartían una fascinación por la ciencia biológica como una ventana a las fuerzas físicas invisibles. La carta del físico confirma su interés por el comportamiento de las abejas, tras asistir a una conferencia del investigador Karl von Frisch en la Universidad de Princeton.
Mientras que Davys está interesado en cómo este nuevo conocimiento podría informar a la tecnología, Einstein argumenta que necesitamos más investigación biológica para revelar un nuevo tipo de percepción sensorial. El comportamiento de las abejas, por ejemplo, está ayudando a mejorar la tecnología, como las cámaras de los iPhone. Sin embargo, todavía queda mucho misterio por desentrañar sobre cómo los animales perciben la luz o sienten el campo magnético de la Tierra.
Las abejas perciben el campo magnético en sus abdómenes, mientras que las aves y los perros lo hacen predominantemente a través de fotorreceptores especiales en sus ojos llamados criptocromos. Incluso las células humanas producen criptocromos, y los estudios muestran que estas células responden dinámicamente a los cambios en el campo magnético. Esta reacción cuántica única fue descartada por Einstein en ese momento, calificándola de "acción espeluznante a distancia".
Incluso si Einstein no siempre tenía razón, tenía un cerebro excepcional incluso cuando se trataba de campos fuera de su experiencia.