Érase una vez una mujer que perdió su nombre de registro, o mejor dicho, lo reemplazó por uno muy usado: el de Madre. Como madre, se convirtió en una persona esencialmente aburrida. El mayor coleccionista de la parroquia: haz esto, haz aquello...
Suena el reloj. Empieza la batalla.
- ¡Despertemos chicos!
Corre abre el agua para el café. Leche también (cuando hay una).
- Vamos, chicos, pónganse el uniforme.
El padre ya está en el baño.
- Rápido. Hay clases.
Colar el café, servir la mesa.
- Vamos chicos. Mira la hora. Come todo el pan. Cepille sus dientes.
Se cambió de ropa, recogió la mesa, limpió los platos del desayuno. Hizo las camas. Barrió la casa. Quitó el polvo de los muebles. Llegó el verdulero. Con la compra terminada, corre a la carnicería. Aprovecha la salida y pasa por el banco y paga las facturas de agua y luz.
Volver corriendo. Hace el almuerzo. Mira el reloj. Es hora de que lleguen el marido y los hijos.
Han llegado. Sirva el almuerzo.
- ¡No pellizques a tu hermana!
A continuación te dejaremos una actividad sobre el texto “mami no hace nada” con interpretación, para que practiques y ejercites con tus pequeños:
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