El ataque de Rusia a Ucrania está causando problemas en la economía de todo el mundo, y Brasil no es diferente. Como en el país, en Rio Grande do Sul ya se empieza a sentir la diferencia en los negocios que usan químicos, petróleo y gas natural.
Con la expulsión de Rusia de Swift, que es un consorcio que permite negociaciones entre países de todo el mundo, es casi imposible que Brasil negocie con Rusia.
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Para Rio Grande do Sul, esa falta de negociación impide la compra de fertilizantes y productos de la industria petroquímica, además de impedir la exportación de soja, tabaco y carne. Pero para el economista de la UFRGS Marcelo Portugal, el sector que más sufre en esta brecha económica es la agricultura.
Según la ministra de Agricultura, Tereza Cristina, el país busca otras alternativas para la compra de fertilizantes. El presidente Jair Bolsonaro, en sus redes sociales, pidió al Congreso aprobar la ley que permite la minería en tierras indígenas, para que el país ya no dependa de las importaciones de Rusia.
Rusia representa el 65% del comercio bilateral en Brasil, y tanto Rusia como Ucrania son importantes vendedores de petróleo, gas, petróleo y trigo.
“Cuando hay escasez de trigo, por ejemplo, la demanda de maíz y soja aumentará y provocará un aumento de otros productos básicos. RS es una economía de exportación, al igual que Brasil en términos de productos básicos agrícolas, y, con la tasa de cambio y el aumento de los precios, termina beneficiándose”, analiza Marcelo Portugal.
El problema es que el estado vive una fuerte sequía, que ya está aumentando el valor de los alimentos, que en consecuencia empeorará por la falta de mercado.
Rio Grande do Sul es el segundo mayor importador de Rusia, y entre los productos más importados se encuentran el cloruro de potasio y los fertilizantes.
Según el presidente de la Federación de Industrias de RS, André Nunes de Nunes, el caos que la pandemia del corona virus ha generado en económica hizo que el país compensara la falta de productos importantes para la producción de petróleo exportando nafta de Rusia y Ucrania.
Y solo el año pasado, Rio Grande do Sul totalizó US$ 912,8 millones entre importaciones y exportaciones.
“Es importante tener una idea de cuán integrados están los mercados. Los impactos que ya estamos sintiendo son el aumento de costos, incluso en commodities ligados indirectamente a países en conflicto, y eso llegará al consumidor final”, dijo André Nunes.
André Nunes también señala los problemas más allá de los comerciales: “El mundo aún no ha logrado organizarse con la pandemia, que ha impactado a todos los negocios de manera generalizada. Basta ver el precio de los bienes industrializados, como la cadena de automóviles, y ya eso suma la incertidumbre de una guerra”, concluye.
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