Voces que no se callan, falta de concentración, aviones de papel volando por la habitación, confusión y discusiones por todas partes. Parte: estos comportamientos son terribles en cualquier situación, pero en el entorno de aprendizaje pueden ser aún peores. peor.
La indisciplina se ha convertido en uno de los mayores obstáculos pedagógicos de la actualidad. El caso es que la mayoría de los docentes no saben cómo interpretar el comportamiento de sus alumnos y mucho menos cómo afrontar un acto de indisciplina.
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¿Es mejor entenderlo?¿Ignoralo?¿Suprimirlo? Estas preguntas son comunes en este entorno y permean la mente de muchos profesionales de la educación.
Una clase indisciplinada afecta directamente el desempeño del docente y el desempeño de los alumnos. Incluso puede ser que el educador, aún dentro de este marco perturbado, tenga interés en enseñar y difundir el conocimiento, pero es muy difícil lograr tales objetivos sin cambiar su postura. Ante este escenario, el desánimo y el deseo de abandonar la profesión son comunes, pero lo ideal es emprender con nuevas alternativas de enseñanza.
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Como se dijo anteriormente, los estudiantes también se ven perjudicados por esto, especialmente aquellos que están interesados en aprender. Por mucho que traten de prestar atención a lo que el profesor tiene que enseñar, se encuentran en medio de un caos constante, lo que reduce significativamente su productividad. En otros casos, los buenos estudiantes también pueden verse influidos para tener actitudes intolerantes, ya que no se toman medidas.
Si te has identificado con estas situaciones, ¡no entres en pánico ni pierdas los estribos, ya que esto podría perturbar aún más tu desempeño en el salón de clases! Sepa que hay buenas formas de controlar a sus alumnos de manera eficiente, incluso si los métodos no son tradicionales. Echa un vistazo a algunos consejos a continuación y empieza a ponerlos en práctica ahora.
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Si tus alumnos no son capaces de mantener la disciplina, una gran alternativa es apostar por clases más atractivas y dinámicas, capaces de llamar la atención.
Sepa que un mismo contenido puede abordarse de diferentes maneras y cada una de ellas puede causar efectos diferentes.
Cuando el educador logra que su discurso sea interesante, aumenta en consecuencia el índice de concentración y retención del alumno, lo que se traduce en una mejora visible en su desempeño y comportamiento.
Para que el docente sea objeto de atención y logre sus objetivos educativos, es necesario planificar la lección con anticipación y utilizar diferentes recursos a su favor.
Apuesta por la música, la investigación, los juegos, los debates, los textos complementarios y otras metodologías capaces de mover el aula y estimular la disciplina de tus alumnos.
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¿Está la habitación en total desorden? ¿No sabes qué hacer para calmar la euforia de tu clase? ¡Respira hondo y mantén la calma!
Es común que pierdas la paciencia con los alumnos indisciplinados y quieras actuar de inmediato, pero el consejo es: controla tus impulsos y espera un rato.
De nada sirve competir con varios alumnos hablando al mismo tiempo. Espere hasta que reconozcan su presencia y se den cuenta de que usted es el líder en ese entorno.
No hable hasta que todos estén en silencio o al menos puedan hablar sin gritar insistentemente.
Normalmente los alumnos se callan poco a poco y empiezan a pedir silencio a los demás compañeros. Este tipo de postura es una gran alternativa para fomentar el sentido de la disciplina y la conciencia del respeto mutuo.
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¿Tu clase está gritando sin parar? ¿Parece que el caos se ha apoderado del medio ambiente? Sí, esta situación es realmente muy complicada, pero si cambias tu tono de voz para llamar la atención de los estudiantes, puede hacer que la situación sea aún más desastrosa.
Este tipo de actitud hace que los alumnos quieran competir contigo, además de comprometer su salud vocal, generando una sensación de estrés y propiciando un clima de conflicto y tensión.
Prefiere mantener su tono de voz normal, sea el ejemplo. Si el profesor muestra confianza y, al mismo tiempo, equilibrio y tranquilidad en su voz, hará que los alumnos tengan alguien a quien admirar y así empezarán a adoptar una postura más disciplinada.
¿Te has parado a pensar que la comunicación no verbal puede ser muy útil en situaciones de indisciplina? Sí, sepa que no siempre logrará sus propósitos o transmitirá el mensaje que desea solo con el uso de la comunicación verbal.
Según el caso, tus gestos pueden decir más que las palabras. Al levantar la mano o aplaudir, por ejemplo, puedes expresar que necesitas atención en ese momento.
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Construir, reevaluar y respetar las normas es fundamental para cualquier convivencia en sociedad. Tus alumnos deben comprender que pueden dictar el ritmo de aprendizaje, fomentar la disciplina y hacer que trabajes mejor.
De forma ilusoria, muchos profesores piensan que sus alumnos aprenderán a comportarse frente a sus compañeros por su cuenta. y educadores, pero de hecho ustedes son los principales responsables de crear este tipo de conciencia en el entorno. escuela.
Puedes elegir las reglas que se deben seguir en el aula junto con tus alumnos. Ellos también pueden participar, para que se sientan parte del proceso y crear conciencia de que deben ser respetados.
¿Vas a empezar tu clase? Luego verifique que todo esté en orden. Cuide el mapeo, la organización y la limpieza, ya que todos estos contribuyen significativamente a la disciplina de los estudiantes.
Si las filas están demasiado juntas, intente separarlas, ya que esto facilitará el silencio y el movimiento entre clases para ayudar a los estudiantes individuales.
Además, solicite a los estudiantes que se sienten en los asientos designados en el espejo o mapa de la clase. Pídeles también que no dejen sus pertenencias esparcidas por la habitación, ya que la falta de organización puede comprometer el aprendizaje y la concentración.
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En cuanto a la limpieza del ambiente, pide a tus alumnos que recojan del suelo los papeles, plásticos y bolsas de la merienda o cualquier actividad que requiera estos materiales.
Por simples que parezcan, estas actitudes pueden contribuir significativamente a la disciplina de sus alumnos, no solo en el aula, sino en cualquier ambiente en el que se inserten.