Suena extraño, pero es cierto, las plantas también son productoras de hormonas. La palabra hormonas significa estímulo y, en las plantas, estas hormonas pueden realizar varias funciones, tales como: regulan el crecimiento de las plantas, maduración de frutos, producción de flores, enraizamiento, entre otros. otros. Incluso en pequeñas cantidades en los vegetales, estas hormonas pueden desencadenar importantes procesos fisiológicos. El gas etileno regula la maduración de frutos y la caída de hojas, por ejemplo.
El comando para el crecimiento y desarrollo de la planta depende, en su mayor parte, de los genes que están presentes en estas células vegetales y están influenciados por varios factores ambientales como luz, temperatura y disponibilidad de agua y nutrientes. La síntesis de sustancias, como diferentes tipos de hormonas, regula la acción de este gen, que es ejercida durante el crecimiento y mantenimiento de los órganos vegetativos y en la aparición y maduración de frutas
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Las hormonas más conocidas relacionadas con el crecimiento de las plantas son las auxinas y entre ellos, el más común es el ácido indolilacético, conocido como AIA. Las primeras hojas de una plántula están protegidas por una estructura llamada coleoptilo, y es en esta estructura donde la producción de AIA es alta en las plántulas. Podemos observar altas concentraciones de ácido indolilacético también en embriones en las semillas, en los tubos polínicos y en las células ováricas de la flor. En una planta adulta, la producción de AIA es elevada en las yemas apicales (sitios de tejidos meristemáticos que producen nuevas células para la planta), principalmente en los tallos.
La hormona AIA tiene una sola ruta de transporte en las plantas, desde el lugar de producción hasta el lugar de acción, a este transporte lo llamamos polar. Incluso en cantidades muy bajas (millonésimas de miligramo) AIA puede actuar y estimular el crecimiento de las plantas. En algunos casos, la dosis que es suficiente para estimular el crecimiento del tallo puede inhibir el crecimiento. crecimiento de la raíz, es decir, la misma planta tiene órganos que reaccionan de manera diferente a la misma hormona. Para que la raíz alcance un crecimiento normal, la dosis óptima (la necesaria para que se produzca el fenómeno) es inferior a necesaria para el crecimiento del tallo, podemos decir que la raíz es más sensible a AIA que la acechar.
Las auxinas actúan sobre los genes celulares estimulando la producción de enzimas que provocan un ablandamiento de la pared celular, lo que permite que las células se distiendan. La forma del cuerpo de las plantas generalmente se define por la acción hormonal. Las yemas apicales actúan en el crecimiento longitudinal del tallo, producen suficientes auxinas para inhibir las yemas laterales, haciendo que permanezcan en estado de latencia. Si se eliminan las yemas apicales (en una poda, por ejemplo), el nivel de auxina disminuye y el el crecimiento empieza a ser promovido por los cogollos laterales, la planta empieza a tener poca altura y muchas leña menuda.
Cuando se somete a una intensa iluminación lateral, los coleóptilos crecen en dirección opuesta a los rayos de luz, esto sucede porque la hormona AIA se mueve del lado iluminado al lado que no recibió la iluminación, actuando allí y provocando el crecimiento de la planta de semillero. Por el contrario, si el mismo coleoptilo recibe una iluminación uniforme o se somete a un ambiente oscuro, crecerá en línea recta.
Si se aplican auxinas a la superficie de un tallo, su presencia puede promover el crecimiento de raíces adventicias, esta técnica es muy utilizada en la propagación vegetativa por esquejes. El desarrollo del fruto pasa por el sensible aumento de auxina en las paredes del ovario, después de la fecundación. También existe un tipo de auxina llamada ácido 2,4-diclorofenoxiacético, popularmente conocida como 2,4-D, que es muy utilizada como herbicida, pero la 2,4-D solo actúa sobre plantas monocotiledóneas.
A giberelina se sintetiza en los mismos lugares donde las plantas adultas producen auxinas, es decir, en las yemas apicales. A diferencia de las auxinas, el transporte de las giberelinas es apolar, se produce desde el ápice hacia la base y viceversa, a través del floema. Las giberelinas se utilizan con éxito en el crecimiento de plantas enanas de algunas especies que tienen la niveles normales de AIA, en este caso, para que se produzca el crecimiento es necesaria una acción conjunta de estos dos hormonas En muchas especies, la giberelina logra romper la latencia del embrión semilla, haciendo que este vuelva a actividad, evitando la necesidad de estímulos específicos (remojo y luz, por ejemplo) que harían germinar la semilla naturalmente.
El nombre de esta hormona deriva de la citocinesis, ya que estimula la división celular en la planta. Hacia citoquininas se producen en el ápice de la raíz y son transportados por el xilema al resto del cuerpo de la planta. La acción reguladora de las hormonas también trabaja siempre en conjunto, mientras que la auxina y la giberelina promueven el crecimiento celular, las citoquininas actúan sobre la división celular. Esta hormona también se usa para prevenir el envejecimiento de las hojas, haciendo que se mantengan verdes por más tiempo. Las citoquininas también pueden actuar para romper la latencia de las semillas, la floración y el crecimiento de los frutos. La combinación de estas tres hormonas es muy utilizada en fumigaciones en floristerías para mantener las flores y aumentar el tiempo de vitalidad de la planta.
O etileno Es un gas que actúa como una hormona. En una planta adulta se produce en prácticamente todas las células y se vuelve abundante en la flora después de la polinización y muy abundante en los frutos, en la fase de maduración. Así, cuando juntamos un fruto maduro con otros verdes, aceleramos su maduración, ya que el fruto maduro liberará etileno que llegará al fruto verde. El dióxido de carbono puede prevenir los efectos del etileno, razón por la cual los fruticultores usan cámaras para almacenar la fruta y garantizar una vida útil más prolongada. También interviene en la caída de hojas, frutos y flores de la planta.
Denisele Neuza Aline Flores Borges
Biólogo y Máster en Botánica