Según la Sociedad Brasileña de Hepatología, la enfermedades del hígado son la octava causa de muerte en Brasil. Entre ellos se encuentra uno de los más conocidos, el cirrosis.
Se sabe que la cirrosis se desencadena por el consumo excesivo de alcohol. Sin embargo, poco se sabe que también hay varios otros factores determinantes en la manifestación de la enfermedad, como por ejemplo, infecciones y cambios metabólicos.
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La cirrosis se caracteriza por daño al hígado. El órgano pierde su función y camina hacia el fracaso total.
La consecuencia de esto es que el órgano se vuelve fibroso y deja de realizar tareas esenciales para el organismo, como la procesando nutrientes y medicamentos, produciendo proteínas y produciendo bilis, lo que ayuda en la digestión.
Desafortunadamente, muchas de estas condiciones actúan en silencio, tardando al menos 10 años en manifestarse. Hay casos en los que puede tardar hasta más de 30 años en llegar a las consecuencias finales, así como insuficiencia hepática, cáncer de hígado y, en casos más graves, la muerte.
Como se dijo anteriormente, el síntomas no son comunes durante las primeras etapas de la cirrosis. Sin embargo, a medida que se acumula tejido cicatricial, el hígado pierde gradualmente su capacidad. Por lo tanto, pueden presentarse los siguientes signos y síntomas:
El hígado es responsable de descomponer toxinas como el alcohol. Sin embargo, si la cantidad de alcohol es demasiado alta, el hígado trabajará en exceso y las células del órgano trabajarán en exceso y, por lo tanto, se dañarán.
En general, otras consecuencias del exceso de alcohol pueden manifestarse antes de que realmente ocurra la cirrosis inducida por el alcohol, son:
grasa del higado – También llamada infiltración grasa o enfermedad del hígado graso, es una acumulación de grasa en las células del hígado.
hepatitis alcohólica – En ese momento, las células del hígado se hinchan y se inflaman.
El médico indicado para tratar la enfermedad es el gastro o hepatólogo. Estos determinan la historia del paciente y analizan el estado del hígado a partir de pruebas de imagen como la ecografía.
Es común solicitar pruebas de biopsia para evaluar el tejido bajo un microscopio, con el fin de monitorear su desarrollo.
La mejor manera de prevenir este tipo de enfermedades es adoptar un estilo de vida más saludable. Es decir, evitar el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, las dietas hipercalóricas y la automedicación.
También es muy importante protegerse contra el virus de la hepatitis, especialmente el tipo B, a través de vacunas, combinado con el uso de preservativos, que a su vez protege al organismo contra el agente viral.
Al ser una enfermedad progresiva donde el hígado se va destruyendo poco a poco, no se considera una enfermedad curable, sin embargo, a partir del trasplante hepático es posible que se pueda revertir la situación y, entonces, se pueda obtener una cura viable.
Cuando esta opción no es viable, es posible adoptar medidas que apunten a la calidad de vida del paciente.
Además de cambiar hábitos relacionados con la alimentación, se recomienda evitar el exceso de sal, frituras y carnes. rojo, y las comidas siempre deben tomarse en porciones pequeñas, divididas a lo largo de la día. En cuanto al consumo de alcohol, está totalmente prohibido.
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