La calidad de la educación japonesa es reconocida internacionalmente y hace que el país aparezca en los primeros puestos de los principales rankings mundiales de educación. Esto no es nada nuevo, pero ¿sabes cuáles son los detalles que llevan al sistema educativo de Japón a niveles tan altos?
Brasileños residentes en el país y profesionales de la educación revelan las particularidades que construyen la sólida metodología educativa japonesa. En un país donde convive lo nuevo con lo viejo, el respeto a los asuntos públicos, los incentivos al trabajo en equipo, el reconocimiento del docente y la participación de los padres son elementos claves para tales resultados. favorable.
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Llegar al colegio, asistir a las clases programadas, hacer los deberes, relacionarse con los compañeros… ¿crees que la rutina de los alumnos en las escuelas japonesas se reduce a esto? Más que el currículo escolar, la institución predica la importancia del trabajo en equipo, el respeto por lo que es de todos y las actividades extracurriculares.
Las diferencias comienzan a sentirse en la adquisición de útiles escolares. La lista solicitada por las escuelas incluye artículos que pueden ser desconocidos para nosotros, como una máscara quirúrgica, una cubierta para prevenir accidentes (bosai zukin), un trapo para el polvo (zokin) y un zapato, el uwabaki, que debe usarse cada vez que el niño ingresa al escuela.
La constitución de la lista escolar dice mucho sobre el papel del estudiante en la escuela. El primero de ellos se refiere a ayudar a limpiar el ambiente, desde el salón de clases hasta transportar los almuerzos de los compañeros (ahí, la necesidad de mascarilla). Las tareas se realizan de forma rotativa e incluyen el lavado de los cartones de leche utilizados en la merienda.
También en la escuela se trabaja la filosofía del respeto a los mayores, como preparación para el mercado laboral. En las empresas, el empleado debe comprender la relación entre los veteranos y los recién llegados, el sempai-kohai, algo que se inicia en las actividades deportivas realizadas en la escuela.
Aunque no sean obligatorias, tales actividades terminan siendo realizadas por estudiantes que temen ser excluidos del grupo. Las funciones desempeñadas en cada equipo varían según el grado de experiencia del alumno. Esto significa que un principiante nunca entrará a la cancha en competencias deportivas, a pesar de entrenar todos los días.
Las primeras tareas que realizan son de apoyo a los compañeros de más edad, como coger el balón fuera de la cancha, dar apoyo, reponer agua y llevar el material deportivo de sus compañeros. El ingreso a las competencias es gradual, a medida que los estudiantes adquieren más experiencia.
Uno de los principales aspectos de la educación japonesa es la valoración de la profesión docente. Las tareas que realiza un docente van mucho más allá de impartir clases e incluyen su participación en servicios administrativos, visitas a domicilio de los alumnos y asesoramiento. Esto indica una participación efectiva del docente en el proceso pedagógico.
Un informe publicado recientemente por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) indica que Los profesores japoneses son los que más trabajan, en comparación con los profesionales que viven en países similares. desarrollado. Trabajan 1.883 horas al año, cuando el promedio mundial es de 1.640.
Por otro lado, el tiempo realmente dedicado a la enseñanza es menor que en otros países. En los primeros seis años de la escuela primaria dedican 610 horas a la enseñanza, frente a las 701 mostradas a nivel mundial. Durante los próximos tres años, alcanzan las 511 horas lectivas, frente a la media de la OCDE de 655.
Otro punto que los profesionales japoneses de la enseñanza señalan cuando visitan Brasil es la presencia masculina en las aulas. En Japón, los hombres representan el 37,7% del personal docente en los primeros años y el 57,7% de los últimos años de la Enseñanza Primaria. En Brasil, la estadística baja al 11,1% de los docentes en el primer ciclo y al 31,1% en el segundo.
La participación de los padres y la comunidad en el desarrollo de la educación es de suma importancia, y en Japón, ¡el tema se toma en serio! Hogares y establecimientos comerciales colocan en sus puertas el sello “Kodomo 110ban”, identificándose como albergues para niños que se sienten amenazados.
En cuanto a los padres, su implicación no acaba en recibir a los profesores en sus casas. Es común ver a muchos de ellos andar en bicicleta por las calles y, con ellos, portando un cartel que dice “de patrulla”. La proximidad de las escuelas y la comunidad son indicaciones de grandes cambios en el sistema educativo japonés.
Si antes se ponía el énfasis en la reproducción de contenidos, la disciplina grupal y la obediencia con miras a la formación de un poder mundial, hoy las escuelas buscan formar personas creativas y participativas. Ante la necesidad de insertar profesionales globalizados en el mercado, también hubo cambios en las formas de ingreso y currículo escolar.
A partir de 2020, el idioma inglés será obligatorio en las escuelas públicas y los contenidos que se impartirán en todas las disciplinas se valorará el aprendizaje activo, animando al alumno a buscar la respuestas El examen de ingreso a las universidades también debe cambiar y el candidato con mayor facilidad en el análisis de datos e información puede aprovechar.
Las clasificaciones mundiales de educación siempre muestran a Japón ocupando las primeras posiciones en áreas como ciencias y matemáticas. El Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA), la prueba trienal de la OCDE para estudiantes de 15 años, ubica al país en las cinco primeras posiciones en estos contenidos.
Sin embargo, los resultados son diferentes en las pruebas de comprensión lectora, llevando al país a caer del 4° puesto en 2012 al 8° en Pisa 2015. Según el Ministerio de Educación, la caída en el rendimiento se puede atribuir a la disminución del vocabulario, ya que más jóvenes usan teléfonos inteligentes y leen menos.
Los resultados en Pisa son el motor de encendido para los cambios que se realizarán en el sistema educativo japonés. Pero, ¿qué dicen los brasileños residentes en Japón cuando inscriben a sus hijos en las escuelas públicas del país? Muchos todavía prefieren matricular a sus hijos en escuelas dirigidas por compatriotas.
Entre las diversas razones aducidas está la idea de volver a Brasil y la falta de comprensión del sistema en sí. Para minimizar los impactos del choque cultural, el caricaturista Maurício de Sousa, creador de Turma da Mônica, creó el folleto “Turma da Mônica y la Escuela en Japón”.
La publicación se distribuye en escuelas japonesas con estudiantes brasileños y entre personas que se preparan para vivir en el archipiélago. El objetivo es mostrar lo que encontrarán los niños y sus padres para facilitar la adaptación.
Fuente: BBC