El 10 de septiembre de 2023, el mundo de ciencia perdió a uno de sus gigantes, el británico Ian Wilmut, a la edad de 79 años.
Conocido como el “padre” de la oveja DollyWilmut, el primer mamífero clonado a partir de células adultas, revolucionó el campo de la clonación genética y dejó un legado que continúa inspirando a investigadores de todo el mundo.
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La noticia de la muerte de Ian Wilmut fue confirmada por el Instituto Roslin de Edimburgo, donde se realizó el descubrimiento de la clonación de la oveja Dolly.
Bruce Whitelaw, director de la institución, destacó la importancia del trabajo de Wilmut, afirmando que “hubo una alcance global”Y sus estudios todavía impulsan la investigación en biología humana y animal.
La hazaña que hizo famoso a Ian Wilmut ocurrió el 5 de julio de 1996, cuando la oveja Dolly vino al mundo. Fue creado a partir de una célula de la glándula mamaria de una oveja Dorset Finn.
Hasta entonces, la comunidad científica creía que clonar un animal completo a partir de células adultas era imposible. Sin embargo, el equipo de Wilmut logró lograr esta notable hazaña.
(Imagen: Perfil Brasil/Twitter/Reproducción)
La técnica pionera consistía en hacer crecer una célula adulta y un óvulo en un tubo de ensayo durante seis días antes de transferirlos a una madre sustituta.
Este desafiante proceso implicó la colaboración de científicos de diferentes áreas, incluyendo embriología, cirujanos, veterinarios y expertos en mejoramiento genético. animales.
Dolly no sólo se convirtió en un icono de la ciencia, sino también en la prueba de que la clonación genética era posible.
Tuvo varias crías entre 1998 y 2000 y disfrutó de una vida normal hasta febrero de 2003, cuando se le practicó la eutanasia para evitarle sufrimiento tras descubrirse unos tumores en sus pulmones.
Ian Wilmut se retiró de la academia en 2012 y, seis años después, hizo público que padecía la enfermedad de Parkinson.
Peter Mathieson, director y vicerrector de la Universidad de Edimburgo, elogió a Wilmut como un “titán” cuyo trabajo transformó el pensamiento científico de la época.
Su impacto perdurará por generaciones y se le recuerda como un científico, mentor y amigo muy respetado.
Ian Wilmut, que recibió la Orden del Imperio Británico en 1999 y el Premio Paul Ehrlich y Ludwig Darmstaedter en 2005, deja un legado que seguirá estimulando la búsqueda del conocimiento científico y la exploración de los misterios de genética.
Su trabajo abrió puertas a innumerables posibilidades en los campos de la medicina y la biología, y su contribución a la ciencia es invaluable.