Una revisión exhaustiva de fósiles antiguos y recientemente descubiertos reveló que una antigua especie de bacteria fotosintético, conocido como Langiella scourfieldii, está entre los Primero en colonizar tierra firme hace más de 400 millones de años..
Este descubrimiento sitúa a este ser en el mismo contexto que las primeras plantas que crecieron aquí y sugiere que también habitaba cuerpos de agua dulce y aguas termales.
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Con la ayuda de reconstrucciones tridimensionales, la paleobióloga Christine Strullu-Derrien, del Museo Nacional de Historia del Reino Kingdom, observó atributos específicos de este microbio, especialmente su capacidad de ramificarse, un aspecto típico de las cianobacterias del tipo Hapalosifonacea.
El hallazgo fue identificado en Rhynie Chert de Escocia, conocido por representar el ecosistema terrestre conservado más antiguo del mundo.
Si bien se han identificado muchas formas de vida en estos depósitos fósiles de 407 millones de años de antigüedad, el papel exacto que desempeñan las cianobacterias en ese ecosistema sigue siendo un enigma.
Las cianobacterias, a veces llamadas erróneamente algas verdiazules, han sido vitales para la formación de vida en la Tierra.
Hace unos 2.400 millones de años, estos microorganismos desempeñaron un papel crucial en la transformación de la atmósfera. tierra a través del Gran Evento de Oxidación, en el que se liberaron grandes cantidades de oxígeno en las aguas y en el aire.
Esta transformación atmosférica, si bien es beneficiosa para las formas de vida que prosperan en ambientes ricos en oxígeno como humanos, fue desastroso para los organismos que se adaptaron a ambientes con bajos niveles de oxígeno, extinguiéndolos.
(Imagen: divulgación)
Sin embargo, las cianobacterias resistentes, que se cree que se originaron en ambientes de agua dulce, simplemente se han adaptado y evolucionado, colonizando una amplia gama de hábitats.
Nuevos estudios sobre este tipo de microorganismos aportan más información sobre cómo conquistaron su espacio a lo largo de la evolución.
Los investigadores dieron una nueva mirada a la Langiella scourfieldii, la bacteria descubierta por primera vez en 1959. Aunque los primeros especímenes fueron difíciles de identificar, los descubrimientos recientes han proporcionado un análisis más detallado de la especie.
Utilizando microscopía de superresolución y técnicas de reconstrucción 3D, los científicos pudieron analizar cómo Langiella scourfieldii creció.
Uno de los descubrimientos más importantes fue la evidencia de una característica llamada "ramificación verdadera".
Este fenómeno ocurre cuando las bacterias, al crecer linealmente, se duplican y forman una nueva línea o rama. La característica sugiere que las bacterias vivían en tierras húmedas cerca de fuentes termales.
La investigación también se benefició de otras pruebas, incluidos los análisis del reloj molecular y el estudio de un espécimen ramificado de mil millones de años encontrado en África.
Todos estos datos indican que las cianobacterias, el grupo al que pertenece Langiella scourfieldii, tienen una historia evolutiva mucho más compleja que la reflejada sólo en los registros fósiles.