El turismo es una acción económica importante para diferentes países y lugares, atrayendo personas que impulsan el comercio y garantizan el intercambio cultural. Sin embargo, puede considerarse un problema cuando se llega al punto de “sobreturismo”, afectando considerablemente a las ciudades turísticas.
El “sobreturismo” ocurre cuando un destino turístico recibe demasiada gente, hasta el punto de afectar la calidad de vida de los habitantes y dañar la infraestructura local. Como ocurre, por ejemplo, en Venecia, ciudad que tiene 50 mil habitantes, pero recibió 5,5 millones de turistas en 2019.
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En este momento, las ciudades ya no son capaces de satisfacer esta demanda y sufren superpoblación, precios elevados, congestión e incluso problemas medioambientales.
Estos problemas empiezan a ser notados por los turistas, principalmente con el aumento de los precios y la recepción menos cálida por parte de los habitantes de destinos.
(Imagen: Freepik/Reproducción)
“Las ciudades que alguna vez fueron pacíficas ahora enfrentan una invasión de turistas, lo que puede causar problemas ambientales, infraestructura y conflictos sociales”, explicó Lúcia Silveira Santos, estudiante de doctorado en Turismo de la Universidad de São Paulo. Paulo (USP).
En entrevista con el Jornal da USP, el investigador señaló que las ciudades no fueron diseñadas para recibir ese elevado número de visitantes.
Así, este fenómeno provoca una reacción negativa de los residentes en los atractivos turísticos, generando represalias por parte de la población y medidas más duras por parte de los gobiernos locales. En el caso de Venecia, la ciudad prohibió los cruceros y decidió cobrar una entrada de 5 euros.
Otro lugar que se vio afectado por los turistas de cruceros fue la ciudad de Dubrovnik, en Croacia. Actualmente, el número de embarcaciones que pueden atracar es limitado para poder contener el flujo de personas en el lugar. Otras ciudades aplican tarifas para visitantes de corta duración.
(Imagen: Freepik/Reproducción)
A pesar de los conflictos actuales que rodean al turismo global, este flujo de personas hacia diversos destinos todavía aporta muchos beneficios a las ciudades.
Por eso, Mário Beni, especialista en Turismo y docente de la USP, cree que el “sobreturismo” se puede superar controlando la comercio turismo y fomentar los viajes a destinos menos concurridos.
Sin embargo, Lúcia Silveira Santos refuerza que los turistas también deben cambiar de postura. “Como viajeros, nosotros también jugamos un papel fundamental”, por lo que los visitantes deberían ser más conscientes, apoyar al comercio local y elegir medios de transporte sostenibles.
De esta manera se logrará un equilibrio entre turismo y calidad de vida de los residentes de los destinos. Otros puntos favorecidos serían la preservación de la infraestructura y el medio ambiente de las ciudades.
A partir de este movimiento conjunto, viajar a destinos famosos y menos conocidos será una aventura mucho más interesante, consciente y rentable.