Tú girasoles Sorprendentemente, reciben su nombre debido a su peculiar movimiento que sigue la trayectoria del Sol a través del cielo, de este a oeste, a medida que la Tierra gira.
Este fenómeno se conoce como heliotropismo y sigue siendo un enigma fascinante para los biólogos vegetales. En un estudio reciente publicado en la revista Más biología, se descartó la posibilidad de que los girasoles realicen este movimiento en respuesta a la luz, como se observa en otras plantas.
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Los investigadores sugieren que la capacidad de los girasoles para seguir el sol probablemente esté relacionada con una complejidad de procesos más intrincados. Destacan que la explicación de este comportamiento va más allá de las respuestas típicas a la luz que se encuentran en otras especies de plantas.
Debido a su naturaleza fija en el suelo, las plantas enfrentan desafíos cuando la luz necesaria para la fotosíntesis se ve bloqueada por obstáculos o sombras.
Muchas especies han desarrollado estrategias, como el crecimiento o el estiramiento, para avanzar hacia la luz. Estos movimientos están gobernados por sistemas moleculares específicos.
Un ejemplo bien conocido es la respuesta fototrópica, en la que proteínas como las fototropinas detectan la luz azul distribuida de manera desigual en una planta joven.
Este importante proceso desencadena la redistribución de las hormonas del crecimiento, resultado de la orientación de la planta hacia la fuente de luz.
Teniendo en cuenta este conocimiento, la comunidad científica creyó durante mucho tiempo que los girasoles empleaban mecanismos similares para guiar su movimiento de rotación alrededor de su eje.
En el proceso de seguimiento solar, la cabeza del girasol se inclina suavemente hacia el lado este del tallo, alineándose con la dirección del amanecer.
A medida que el Sol se mueve por el cielo, la cabeza de la flor se ajusta gradualmente hacia el oeste. La investigación ha revelado la presencia de un reloj circadiano interno en los girasoles, que anticipa el amanecer y coordina la apertura de las flores con la llegada matutina de los polinizadores.
Para comprender mejor cómo los girasoles realizan este notable seguimiento solar, los científicos realizaron un experimento en el que cultivaron dos grupos de flores: uno en un ambiente de laboratorio y otro al aire libre, bajo luz solar.
Durante la investigación, el equipo analizó la activación genética exponiendo ambos conjuntos de plantas a sus respectivas fuentes de luz.
Los girasoles cultivados en interiores crecen hacia la fuente de luz azul del laboratorio, que activa genes asociados con la fototropina.
Por el contrario, las flores cultivadas al aire libre, que movían la cabeza, mostraban un patrón distinto de expresión genética. Curiosamente, estos girasoles no demostraron diferencias notables en las moléculas de fototropina entre los lados este y oeste del tallo.
Los resultados del estudio indican que existen distintas vías que abarcan diferentes longitudes de onda de luz, lo que permite a los girasoles lograr el objetivo de seguir al sol.
A pesar de esto, los científicos aún no han identificado los genes específicos involucrados en el heliotropismo, señalando que se ha descartado a la fototropina como el principal culpable.
La comprensión se vio reforzada por el hecho de que los girasoles cultivados en el laboratorio buscaban seguir el sol inmediatamente después de ser expuestos al ambiente externo.
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