¿Alguna vez has pensado cómo sería la cara de una gallina sin ese pico tan característico? Pues bien, los científicos se embarcaron recientemente en este peculiar viaje, promoviendo transformaciones faciales en embriones humanos. pollo que resultó en algo inusual: hocicos similares a los de los dinosaurios, en lugar de los tradicionales picos de aves.
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Foto: Bhart-Anjan Bhullar / Divulgación.
El estudio, que ganó prominencia en el renombrado revista naturaleza, no es un intento sofisticado de devolver la vida a los dinosaurios, sino más bien una curiosa estrategia para desvela los misterios de la evolución que transformó a los imponentes reptiles del pasado en nuestras conocidas gallinas. patio trasero.
En una inmersión simplificada en esto trayectoria evolutiva, está claro que la transición de los dinosaurios a las aves fue un proceso desafiante. No había ninguna característica anatómica específica que distinguiera a las aves precursoras de sus parientes carnívoros, los dinosaurios.
Las etapas iniciales de esta evolución revelan que los huesos que formaban el hocico de los reptiles, los llamados premaxilar, pasó por un proceso de crecimiento y fusión hasta dar origen a lo que conocemos como boquilla. el paleontólogo Bhart-Anjan Bhullar, de la Universidad de Chicago, destaca que las aves vivas proporcionan pistas valiosas sobre la vida de dinosaurios, siendo la transición del hocico al pico uno de los cambios más significativos en el esqueleto pajarera.
Foto: Creador de imágenes de Bing.
Antes de profundizar en la vida de estos dinosaurios alados, los investigadores emprendieron un viaje para comprender qué caracteriza, de hecho, un pico. Analizando el desarrollo embrionario del pico en pollos y emúes, además del hocico en cocodrilos, lagartos y En las tortugas, identificaron dos proteínas, FGF y Wnt, que guían el desarrollo facial en estas especies.
Al restringir estas proteínas en puntos clave del desarrollo facial en embriones de pollo, los científicos observaron diferencias sorprendentes en el laboratorio. Los pollos resultantes de estos experimentos tenían colgajos de piel en lugar de picos, así como huesos más cortos y redondeados en contraste con los picos largos y fusionados de las aves tradicionales.
Foto: Creador de imágenes de Bing.
Esta investigación, además de provocativa, lanza reflexiones éticas sobre hasta qué punto podemos rebobinar el reloj biológico de las aves para descubrir los secretos de sus antepasados. Imagínese, explorar el pasado para comprender cómo las gallinas se convirtieron, en cierto modo, en los dinosaurios modernos de nuestros patios traseros.
Entonces, ¿quién hubiera pensado que nuestros amigos emplumados tendrían algo tan intrigante escondido debajo de sus picos? El misterio sigue siendo desvelado por los científicos, que exploran el terreno desconocido entre los dinosaurios y las gallinas.